Fútbol Americano
Alejandro Caravario 8y

La mano de Guillermo

BUENOS AIRES --Hace un par de semanas, Guillermo Barros Schelotto anunció que para ver un Boca mejorado y más próximo a su idea del fútbol había que esperar hasta mitad de año.

Al parecer, el Mellizo se toma un tiempo para imponer su estilo en los planteles que conduce. Quizá porque los jugadores son lentos para incorporar novedades tácticas, quizá porque es tan revolucionaria su propuesta que la asimilación debe hacerse forzosamente en etapas.

Un video que capturaba sus instrucciones en el curso de un entrenamiento permitió avanzar sobre el enigma. Nos enteramos que a Barros Schelotto lo enferma que sus dirigidos tiren “centros de mierda”. Prefiere, en cambio, una elaboración de la jugada que excluya la prisa y el pase para cumplir.

Si hacen falta diez toques, que se hagan diez toques. Hasta que aparezca el hueco por donde profundizar. Pues bien, algo de esto (o mucho) lo desarrolló Boca en su triunfo ante Bolívar.

Habrá que ver si la impronta del Mellizo se mantiene ante rivales más exigentes. Para evaluar el funcionamiento de Boca (su paciencia y precisión para armar el juego) conviene tomar especialmente ese tramo del partido en que el marcador permanecía cero a cero.

¿Por qué? Porque en ese momento Bolívar era más compacto en el fondo (los goles siempre aflojan estos rigores). No es que sus defensores derrochen méritos, pero había una dotación de ocho hombres amurallando el área. En estas circunstancias se debe medir el temple y la personalidad de un equipo para buscar sin desesperación, sin tirar “centros de mierda”, acudiendo al toque persistente y a la movilidad para abrir espacios genuinos.

Y Boca lo hizo. Hizo circular la pelota de manera perimetral. De un extremo al otro. Y buscó, para el remate de las acciones, el pase nítido, que colocara a alguno de sus futbolistas cara a cara con el arquero. Quizá el único que desentonaba con esta política era Pavón. Sus características de wing veloz tal vez lo llevan a mirar más el piso que el panorama.

Para desarrollar esta búsqueda novedosa, además de buen pie, es necesario leer correctamente el juego. Algunas clases teóricas del Mellizo entonces no vendrían mal. El buen pie Boca ya lo tiene.

Otra modificación sustancial de Barros Schelotto: la posición de Tevez. Esta vez jugó como delantero neto. Y cuando encaró, hizo valer su velocidad y su destreza. Nunca se tentó, como le pasaba a menudo, con oficiar de armador, una tarea en la que desaprovecha sus virtudes y a la que se inclina naturalmente por su voluntad de liderazgo.

Apenas desembarcó en Boca, el Mellizo dijo que veía a Tevez en el centro del ataque. Pero ese punto de vista, hasta la noche ante Bolívar, no se había reflejado en el campo de juego.

Dos meses antes de lo previsto, Boca empieza a mostrar en qué consisten las ideas del entrenador y qué se puede esperar del nuevo ciclo.

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