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Gallardo, el hacedor de prestigio

BUENOS AIRES -- Luego de un 2015 con logros memorables (Copa Libertadores y Suruga Bank), River entró en un declive reconocido hasta por su propio entrenador.

De pálida campaña en el fútbol doméstico, también tuvo que bajarse de la Sudamericana y de la última edición de la Libertadores.

La presente etapa lo muestra en medio de una transición. Con refuerzos promisorios como Lollo, Moreira, Mina y Larrondo, se diría que Marcelo Gallardo deberá decidir en la abundancia.

Sin bien se fueron algunos futbolistas importantes en el brillante ciclo que concluyó a fines del año pasado, el recambio ha favorecido a un equipo que requería aire fresco. Hasta los planteles gloriosos necesitan ventilarse.

Al equipo le sobra potencial tanto en defensa como en ataque. Tan es así que en cuanto Lollo se recupere por completo, el DT se verá en un dilema para armar la zaga central. Maidana, Mina y el ex Racing tienen perfil de titulares indiscutibles.

Otra cuestión a resolver, también por exceso de nombres, es el armado de la línea de ataque, donde dos futbolistas talentosos como Alario y Larrondo comparte características, se “enciman”, según un criterio clásico, y por lo tanto serían incompatibles.

En fin, “problemas” de la opulencia que Gallardo irá resolviendo en la medida en que le encuentre la forma a este River todavía embrionario, que sin dudas tiene su zona más flaca en la mitad de la cancha.

Sin la dinámica que alguna vez impulsara y contagiara Carlos Sánchez ni un organizador definido (a D’Alessandro le sobra capacidad de liderazgo pero aún no encontró su posición), esa zona, medular para un entrenador que aprecia la posesión, es la que requiere más trabajo. Mientras el rompecabezas se arma, River acaba de dar un golpe fundamental para su autoestima.

Aun con su plantel en pleno proceso de maduración, la conquista de la Recopa Sudamericana le devolvió, en solo dos partidos, gravitación en el mapa continental, que es la gran aspiración de todos los clubes.

Se trata del quinto título internacional que consigue Marcelo Gallardo. Su gestión le permitió al club escalar en el ranking argentino en un rubro, en el que estaba estancado y en el cual, para colmo, Boca es el líder.

Esta cosecha, más que su perfil de entrenador serio, previsor, con buen ojo y mejor carácter, es lo que está convirtiendo a Gallardo en un prócer de última generación.

Porque los proyectos se valoran, pero nada cotiza más alto que acumular prestigio. Recuperar esplendor, prosapia internacional. La grandeza que no hace tanto estuvo bajo seria amenaza.