Fútbol Americano
Alejandro Caravario 318d

El mejor River

BUENOS AIRES -- Los defensores del equilibrio como máximo patrimonio del fútbol –por caso, el entrenador de la Selección, Edgardo Bauza– tendrán un inventario de errores para señalar.

Y acaso no les falte razón, pero eso no invalida un hecho indiscutible: River jugó un partidazo. El mejor en mucho tiempo.

Es cierto, la responsabilidad del gran juego de la fecha es compartida. Defensa y Justicia propuso un desarrollo de palo y palo, aun en supuesta desventaja en cuanto a la jerarquía de su plantel.

Gallardo, un entrenador inteligente y, al parecer, buen intérprete del gusto del hincha, valoró la actuación del equipo. Tanto la respuesta física como las prestaciones futbolísticas.

Dejó en segundo plano –ni siquiera mencionó– cierta flaqueza defensiva, por vacilaciones del arquero y un rendimiento inusualmente flojo de Maidana.

Porque lo que consiguió River en Florencio Varela es mucho más difícil de inculcar que el ordenamiento para proteger el área propia, el bendito equilibrio. Mantuvo la intensidad tan reclamada por el técnico, la voracidad para buscar la trinchera enemiga. Pero con una batería de recursos realmente variada.

River atacó con insistencia, con prepotencia, se diría. Pero con mucha imaginación para encontrar las rutas que el equipo local salió dispuesto a bloquearle.

No era fácil hacerse un espacio en ese bloque homogéneo diseñado por Defensa. Un armado sólido en el que sobresalía la voz cantante de Jonás Gutiérrez.

Además de la paciencia, atributo indispensable en los equipos que postulan la tenencia, en la línea ya hecha escuela del Barcelona, River tanteó el terreno, vadeó la zona minada, explotó las puntas y apeló al mano a mano.

En su estructura, que Gallardo va consolidando con la repetición de formaciones, a veces con mínimos retoques, se recorta como un factor de desequilibrio Nacho Fernández. Aunque no se mueve como el enganche canónico, es el encargado de barrer el terreno cuando se agolpan los adversarios.

Alguien tiene que gambetear. No es un lujo ni una distracción sino una necesidad táctica como cualquier otra. El ex Gimnasia va encontrando ese lugar. Y se anima a aplicar su habilidad para expandir el rico panorama ofensivo de River.

Otro futbolista en alza: Driusi. De vuelta como delantero, demuestra intuición y capacidad para definir. Normalmente está donde lo requiere la jugada, donde falta el último empujón. Además tiene manejo e inteligencia para decodificar lo que necesita el equipo.

La vocación ofensiva es una proclama repetida, que no todos cumplen. Algunos intentan realizarla con resultados deficientes por escasez de ideas o las imprecisiones que derivan de la urgencia.

River encontró, por lo menos este fin de semana, la pócima tan preciada que combina actitud y ejecución. Buscó y encontró. Esperemos que no le tenga miedo al vértigo ni magnifique algunas fallas. Vale la pena profundizar este rumbo.

^ Al Inicio ^