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River-Boca: ¿Joya actual o reliquia devaluada del pasado?

River-Boca. Boca-River. La mera mención del enfrentamiento entre estos dos titanes del fútbol mundial le genera un cosquilleo en la panza a cualquier seguidor del fútbol y despierta una cierta admiración de parte de aquellos que no se sienten atraídos por la pelotita redonda pero si por el color de las tribunas, la cobertura que te muestra como todo un país se divide entre “nosotros” y “ellos” y por la intensidad visceral de los 22 jugadores que disputan un verdadero SUPERclásico. No un clásico a secas como esos del Real Madrid-Barcelona o derbis como los de Inglaterra.

Después de todo, la prestigiosa publicación FourFourTwo lo considera el mejor clásico del mundo entero por encima del mismo Barcelona- Real Madrid que acaparó toda la atención el sábado pasado.

Sin embargo, últimamente ese cosquilleo se ve acompañado por una sensación incómoda dentro del seguidor más ferviente. ¿Acaso el partido más importante del fútbol argentino, la exportación más reconocida del país junto a la carne y la soja, está tan devaluado como el peso?

Consideremos lo siguiente: Cuando Millonarios y Xeneizes se enfrentaron en El Monumental por la décima fecha del Apertura 2000, pocos meses antes de que Boca derrote al Real Madrid en la Copa Intercontinental y gane el campeonato sobre el mismo River en la última fecha tras regresar de Japón, ambos empataron 1-1 con goles del “Conejito” Saviola y Martín Palermo, dos jugadores de selección. En aquel choque también decían presente Juan Román Riquelme, Pablo Aimar y los colombianos Juan Pablo Ángel, “Chicho” Serna, el “Patrón” Bermúdez y Óscar Córdoba, entre otros. Guillermo Barros Schelotto era un ídolo suplente en Boca en aquel entonces y aun así todos esos nombres y apellidos eran híper conocidos de Buenos Aires a Tokio, literalmente.

Aquella era la fecha 10 de 19 en un partido que tenía consecuencias inmediatas en la lucha por el campeonato. Además, contaba con el morbo adicional de que se veían las caras por primera vez con prácticamente los mismos planteles que habían visto a Boca había golear y eliminar a River de los Cuartos de Final de la Copa Libertadores en La Bombonera. ¿Se acuerdan? Aquel regreso de Palermo que hizo moquear a más de un grandulón.

Comparemos a eso con lo que veremos este domingo. Fecha 14 de 30 y ninguno de los dos es líder del campeonato. River eliminó a Boca de la Libertadores 2015 con el escándalo del “Panadero” de por medio, pero referentes de aquel épico enfrentamiento ahora están en otros clubes argentinos (Orión y Teo Gutiérrez), exiliados en España (Cata Díaz), triunfando en Europa (Mercado) o convertidos en pseudo- cantantes (Daniel Osvaldo).

Si no sos hincha de uno de los dos equipos y no seguís al fútbol argentino, ¿a quién podés nombrar sin la ayuda de Google? A Carlos Tévez, a Fernando Gago, a Andrés D'Alessandro y posiblemente a Lucas Alario como el 9 de River que empieza a llegar a la Selección Argentina. ¿Y después? ¿A Ponzio en River? ¿Un Benedetto que alterna buenas y malas en Boca? La realidad indica que las estrellas ya no brillan con tanta intensidad en un clásico que va perdiendo lo súper que solía tener. Pasamos de Alonso y Maradona a Pavón y Driussi.

Sin embargo, yo quizás estoy siendo demasiado pesimista. Por eso hablé con alguien muchísimo más autorizado que yo al respecto: Mario Kempes, ex jugador de River durante la década del ’80 y héroe mundialista con la Selección Argentina para que me ofrezca un poco de perspectiva.

OPINIONES DIVIDIDAS

“Bueno, mirá, yo no creo que sea que esté devaluado, sino que el funcionamiento de los equipos no es de los mejores. Sin embargo, un River-Boca siempre será atractivo. Quizás puede ser que los apellidos (actuales) no sean tan atractivos, pero yo creo que las camisetas de Boca y de River nunca pierden valor”, dijo Kempes.

¿Y saben qué? Tiene razón. El Superclásico nunca fue un tributo a la belleza estética, para eso mirás un City-United. No, los Boca-River son una guerra dentro de la cancha que generan una pasión que no se puede describir en palabras pero si es capaz de dividir a familias por una semana entera, y eso no se puede poner en números.

Sino pregúntenle a Hernán Pereyra, co-conductor de “Jorge Ramos y Su Banda” por ESPN Deportes y confeso hincha de River.

“Es cierto que antes había una calidad de jugadores que hoy no se ve, ya que la mayoría de (los cracks) se van a jugar al extranjero, pero no es un Superclásico devaluado. Primero por la pasión de la gente y todo lo que vimos que envolvió a los enfrentamientos entre ambos por la Copa Sudamericana y la Libertadores. Es la cobertura, es la prensa, es la expectativa”, opinó Pereyra.

“Hoy no tiene el impacto mundial que quizás si tuvo en algún momento por culpa de los dirigentes en gran parte, pero igual sigue generando el tipo de expectativas que generaba hace décadas atrás”.

Los dirigentes. Aquellos que desde la muerte de Julio Grondona, la que dejó un vacío en el sillón de la presidencia de la Asociación del Fútbol Argentino, se han dedicado a sembrar la anarquía en un fútbol que solía ser colorido pero ahora cuenta con un tinte de gris ante la ausencia del hincha visitante.

“Yo creo que (el Superclásico) ha perdido nivel porque ha perdido la pasión. Se ha perdido la participación del público, la fiesta alrededor de la fiesta y el folclore del fútbol con la pasión que bajaba de la tribuna a la cancha. El éxodo de una gran cantidad de jugadores que solían darle prestigio al clásico tampoco ayuda”, expresó Leo Vega, un ex jugador y director técnico uruguayo que ama al mate argentino y actualmente se desempeña como analista en Raza Deportiva por ESPN.

Se perdió la pasión, eso es grave. Pero para otros como Fernando Palomo, relator estelar de ESPN, el problema de la devaluación del River-Boca es un problema de raíz que la AFA no se ha ocupado de extirpar por simple y pura ineptitud, por la inercia que genera la anarquía de los barras bravas y lo fácil que es alzar los brazos y decir “y bue, ¿qué le vamos a hacer? Las cosas siempre fueron así”.

“Es un partido que sufre las consecuencias de la devaluación del fútbol argentino, no solamente del clásico en sí. Cada año que pasa, cada temporada que transcurre (el River-Boca) trasciende menos al exterior y lleva al Superclásico como consecuencia a perder trascendencia a nivel internacional”, explica Palomo.

Así es. Los derechos internacionales de TV del fútbol argentino en Estados Unidos, por ejemplo, dictan que los partidos de Boca y River no se pueden ver ni siquiera por canales Premium de cable que si te ofrecen las ligas europeas más prestigiosas. Si estás en Miami o Nueva York, al superclásico lo vas a tener que buscar por YouTube en internet.

Según Palomo “esto es algo que le pasa al fútbol en general y a Argentina también. Sumidos en violencia y carentes de figuras, ya que cada vez menos jugadores tienen la posibilidad de afirmarse en el fútbol argentino y utilizar estos clásicos como plataforma para destacarse internacionalmente. Se han ido antes de jugarlos y siendo demasiado precoces”.

¿Cómo hacemos para solucionarlo entonces? ¿Cómo le devolvemos el valor de antaño a un show que solía cautivar al mundo entero? Se comienza dejando regresar a ambas parcialidades, pero para eso se necesita una voluntad genuina para minimizar el riesgo de la violencia en las canchas.

Los derechos de TV también se tienen que negociar para generar ganancias en la AFA en vez de auditorías y “comisiones normalizadoras” que dan vergüenza ajena. Así quizás algunos cracks se sigan yendo a Europa pero después de cinco años, no cinco meses. Así será como River-Boca volverá a despertar la devoción y el entusiasmo que alguna vez supo generar en hasta los rincones más remotos del planeta.