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A medio siglo de la tragedia del River-Boca

Se cumplen 50 años de la conocida como 'Tragedia de la puerta 12' del estadio Monumental de River Plate, en la que murieron 71 personas a causa de una avalancha humana que se produjo al no abrirse una de las puertas de salida del estadio.

La puerta correspondía al sector visitante del estadio 'Millonario', por lo que los fallecidos eran hinchas de Boca Juniors, club que este sábado conmemoró el aniversario de la catástrofe y la calificó de "imposible de olvidar".

"Pasaron 50 años de aquel fatídico día y el dolor sigue latente", destacó el club 'Xeneize' en un comunicado.

Al término de un Superclásico que acabó con empate el 23 de junio de 1968, los hinchas de Boca, entre ellos muchos adolescentes que perdieron la vida, se encontraron con uno de los accesos bloqueado, lo que provocó una estampida en las escaleras.

La investigación penal acabó sin culpables y las causas del accidente nunca se esclarecieron.

En su mensaje, Boca recordó que los peritajes judiciales de aquella época mostraron que hubo "irregularidades", ya que además del cierre parcial de la puerta, algunos molinetes estaban sin retirar.

La AFA asumió la responsabilidad civil con el pago de una indemnización de 100.000 dólares, cerca de 1.000 dólares por víctima, aunque dos personas consiguieron una cantidad mayor al llevar a juicio al River, que fue condenado.

La institución de Núñez renombró la puerta 12 como "Puerta L", la duodécima letra del abecedario, número con el que se conoce a la hinchada de Boca Juniors.

A día de hoy, aquella todavía es la mayor tragedia que ha vivido el fútbol argentino.

En el resto del mundo, se produjeron sucesos similares como el del estadio de Heysel (Bélgica, 1985) y el de Hillsborough (Inglaterra, 1989), con 39 y 96 muertos, respectivamente, y ambas durante partidos en los que jugaba Liverpool.

El Estadio Nacional de Perú, en Lima, sufrió otra tragedia cuatro años antes que la del Monumental en la que murieron 320 personas durante un partido entre las selecciones de Perú y Argentina, después de avalanchas producidas cuando los hinchas intentaron escapar sin éxito de los gases lacrimógenos de la policía, al encontrarse con las puertas cerradas.