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París Saint Germain, listo para ir por más en la Champions

PARIS -- Tuve la suerte de estar en Francia para el arranque de los octavos de final de la UEFA Champions League. Por lo tanto, no dejé pasar la oportunidad de ir al primer choque entre París Saint Germain y Chelsea, un duelo que se viene repitiendo en los últimos años.

En un estadio que es una maravilla para ver fútbol, me encontré con un público tan ilusionado como exigente. Los hinchas del PSG se han acostumbrado a un equipo que gana y gusta, y que cada tanto también golea, pero al mismo tiempo eso les ha vuelto el paladar más exquisito.

En casa ya han logrado todo: llevan tres títulos seguidos y el cuarto será un trámite, ya que a esta altura están invictos y con 24 (!) puntos de ventaja sobre el segundo. Eso le dará mucho aire para rotar jugadores dentro de lo que ya es un plantel abundante y de calidad, y así apuntar a la Champions, que es sin duda el logro que necesita cualquier equipo que quiera recibirse de grande.

Pero no es solamente la hegemonía local ni la cantidad de figuras lo que apuntala la ilusión. Con el correr del tiempo, el equipo se ha vuelto más equilibrado, ganó experiencia, y se nota que hay muchos rendimientos individuales que están en su momento pico. Es el caso de Zlatan Ibrahimovic, de quien ya se habla que puede irse al Milan, a Inglaterra o a Estados Unidos.

En definitiva, el momento del PSG es ahora y el hincha lo sabe. Y lo que vi el martes en la cancha fue confirmación de que el equipo está para dar el salto. Ante un rival con el que se repartieron las últimas dos series, ambas muy parejas y cerradas en desarrollo y marcador, esta vez marcó claras diferencias.

Claro que esas diferencias se plasmaron mucho más en el juego que en el marcador. Es que, como le pasó en fase de grupos ante Real Madrid, PSG hizo el planteo correcto, pero no pudo hacer diferencias. Dominó terreno y posesión ante un rival debilitado por las bajas pero le costó demasiado llegar al gol, que solamente vino con un desvío de un tiro libre de Ibrahimovic.

Con el empate empezaron las preocupaciones y el gol de una victoria tan merecida como necesaria se hacía desear, hasta que entró Cavani a aportar esa cuota que ni Lucas ni Di María habían sido capaces de brindar.

Eso sí, a la asistencia del argentino y la definición del uruguayo se le sumó lo que a mi entender fue un gran error de Courtois, que hasta entonces había estado increíble. Y lo analizo con ojos de delantero: si el arquero se hubiera quedado en la línea en vez de salir apurado, Cavani no hubiera tenido ángulo para definir, con lo cual o hubiera tenido que parar la pelota para buscar un pase o que rematar como lo hizo, pero ante un arquero afirmado en su línea que hubiera sido muy difícil de batir.

En definitiva se hizo justicia, pero me fui del estadio compartiendo la misma sensación que tantos hinchas parisinos: Chelsea terminó llevándose demasiado premio con un 1-2 que le permite ilusionarse al definir en casa, mientras que PSG puede llegar a lamentar los goles que no llegaron.

Eso desde el frío análisis del resultado. Pero desde el juego, hoy PSG está en el nivel de los de arriba y puede parársele de igual a igual a Barcelona o Bayern Munich.

Pero volviendo a los hinchas, el miércoles tuve la oportunidad de mirar por televisión el otro partido destacado junto a un fanático de la Roma, que resignado vio como su equipo caía en casa ante Real Madrid.

Cuando analizábamos lo que veíamos, rara vez nos poníamos de acuerdo. Pero a mi entender, Roma apostó demasiado al 0-0 y terminó quedándose sin nada.

Donde yo veía que los italianos no tenían centrodelantero, él me hablaba de Salah, pero yo lo veía moverse siempre por afuera del área. Solamente Dzeko tuvo un par de chances cuando entró pero ya era muy tarde.

En fin, llegaron los goles del Madrid, la Roma terminó vencida en casa y tan enojado estaba este hincha romano que se fue olvidándose el maletín con su computadora. Lo tuve que llamar cuando se marchaba para que volviera a buscarlo, tan ensimismado estaba pensando qué puede hacer su equipo a la vuelta.

La verdad que no mucho: la Roma podrá ganarle algún que otro partido al Real Madrid, pero dudo que por más de un gol. Y aunque las diferencias son enormes, los españoles tampoco demostraron demasiado, más allá de ganar lógicamente.

Real Madrid cambia de técnico pero sigue apostando a conservar la pelota, aunque tiene problemas ante equipos que se le cierran, y esos son la enorme mayoría de sus rivales. Es que sus delanteros, más allá de ser grandes figuras, tienen características que son más aptas para rivales que dejan espacios.

La profundidad que tiene con la potencia de Cristiano Ronaldo o con la velocidad de Bale no le da tanto rédito cuando no hay mucho terreno disponible. Benzema mismo es un delantero bien dotado en lo técnico, pero sin tanta capacidad para resolver en tiempos y espacios reducidos.

Eso sí, la dupla de centrales hizo un gran partido y evitó mayores apremios. Tanto Sergio Ramos como Varane abortaron cualquier chance rival y esto es importantísimo en un equipo que puede jugar entre bien y regular, pero que si juega regular hoy por hoy puede perder con cualquiera de los que avance a cuartos de final.

En las otras dos series se comfirmó la misma tendencia: los que propusieron se llevaron la victoria. Tanto Benfica como Wolfsburgo fueron superiores al Zenit y al Gent respectivamente, aunque ambos tuvieron escaso premio. Los portugueses recién marcaron sobre el final y los alemanes dilapidaron una diferencia de tres goles que terminó siendo solamente de uno. Conclusión: en el fútbol, en general el que menos propone, menos recoge. Una apuesta especulativa al cero contadas veces paga.

Ojalá que esta tendencia se mantenga cuando la semana que viene se complete la ida, con los dos mejores cruces de esta ronda: Arsenal-Barcelona y Juventus-Bayern Munich.

Es una lástima que ambos sean el mismo día y a la misma hora. En eso, la UEFA demostró que no es más inteligente que la FIFA.

Felicidades.