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En deuda hasta la final

Atlético Madrid y Real Madrid repetirán la finalde hace dos años, en Milán Servicios de ESPN.com

BUENOS AIRES -- Lo que había sido un mal presagio en la ida de las semifinales de la UEFA Champions League terminó de confirmarse en la vuelta: los cuatro protagonistas ofrecieron muy poco fútbol y quedaron en deuda.

No es cuestión de ponerse a discutir el pasaje a la final de los dos equipos de Madrid: tanto Atlético como Real hicieron lo que necesitaban para avanzar y, a esta altura de la competencia, eso es lo que importa y lo que queda, la clasificación. Pero también es cierto que tranquilamente podrían haber sido finalistas los otros dos equipos, que estuvieron a solamente un gol de dar vuelta sus respectivas historias. Y sobre todo, el punto es el que marcamos de arranque: nos quedamos con apetito de fútbol en ambos partidos.

Ya en la ida entre Manchester City y Real Madrid habíamos comentado lo pobre que había sido el partido entre dos de los planteles más ricos del fútbol mundial. Y en el Bernabeu, lamentablemente, la cosa no cambió demasiado. Los arqueros trabajaron poco, ya que ambos equipos pensaron mucho más en conservar la pelota como estrategia para anular al rival que para crear situaciones de gol.

Así se dio la paradoja de que, con tantos delanteros de renombre en cancha, el jugador de más vocación ofensiva fue... ¡un mediocampista como Modric! Porque este Real Madrid, ya lo dijimos, privilegia el equilibrio, e incluso sin Casemiro en campo pudo mantenerse balanceado, pero a costa de perder llegada.

Del otro lado, Manchester City no fue mucho menos pero hizo muy poco para ganar. También careció de peso en ataque, sobre todo porque De Bruyne no se quedó de punta: se sumó al mediocampo como para cuidar las subidas rivales, y al tirarse tan atrás le quito compañía a Agüero.

Para que tengan una idea de cómo se notó esa poca presencia ofensiva, la persona que estaba mirando el partido conmigo me preguntó después de un buen rato: "¿dónde está jugando Agüero que todavía no apareció?" Claro que la culpa no era de él, ya que ni siquiera le llegaba la pelota. Y aún así, se las ingenió para producir la chance más clara cerca del final, con un remate desde lejos que terminó cayendo en el techo del arco, justo detrás del travesaño.

Ya lo dije hace unas semanas y me repito: para mí París Saint Germain era mucho más que el City, pero no fue el que tenía que ser a la hora de la verdad. No sacó ventajas en casa y, en la revancha, antes de la media hora ya se había quedado con un mediocampo totalmente diezmado. Más allá de preferencia personales, me hubiera gustado mucho ver la propuesta más ofensiva del PSG ante el Real Madrid, ya que creo que hubiéramos tenido partidos de mucho más vuelo.

Un día antes, Bayern Munich y Atlético Madrid también se calzaron los mismos trajes que en la ida, con los alemanes monopolizando y los españoles a la espera. Y si hubo un momento durante toda la serie en el que los de Guardiola pudieron imponer sus condiciones, fue en el primer tiempo, en el que hubiera sido lógico que se fueran 2-0 al descanso si Müller concretaba el penal.

Al no haber tomado esa ventaja, dejó al Atlético Madrid con la posibilidad del empate, algo que los de Simeone no iban a desaprovechar. Y cuando llegó ese gol quedó claro que iba a ser muy difícil para el Bayern marcar los dos que necesitaba. Estamos hablando de un equipo que da la sensación de ya estar saturado, en la curva descendente de un ciclo que, además, se sabía terminado de antemano ante el anuncio de la partida de Guardiola.

Pero sobre todo, a este Bayern de las últimas épocas le faltó la contundencia ofensiva de otros momentos. Es cierto que perdió a Robben y que tuvo poco a Ribéry, pro también lo es que gastó mucho y todavía los refuerzos no pagaron dividendos. Porque ni Douglas Costa ni Koman han hecho aportes similares al de las grandes figuras y Götze ha jugado muy poco.

Tampoco le funcionó a Guardiola su intento de cambiar jugadores pensando que el que va a entrar le suma más que el que saca, y en definitiva, se marcha a Manchester City sabiendo bien lo que dijo tras el partido, que su ciclo va a ser juzgado por no haber podido ganar la Champions.

La falta de fútbol en las semifinales, en todo caso, se compensa por el crédito que se abre ante una final con mucho atractivo, por el duelo entre vecinos que además repite la final de hace dos años. Si Atlético Madrid vengó en semifinales la caída en su primera final de copa europea, en 1974 ante el Bayern, ahora irá por otra venganza, ante su verdugo en 2014. Pero que se repitan los protagonistas no quiere decir que la final vaya a jugarse de la misma manera.

Por un lado, este Real Madrid no llega tan bien como el de Ancelotti, que en aquel momento venía en franco ascenso y consolidado. Es cierto que a este equipo de Zidane no le hacen muchos goles, pero también es cierto que la mayoría de los fines de semana tiene rivales muy inferiores y que prefieren cuidarse. Lo que sí es visible en la comparación entre las dos versiones es que la actual, con la impronta italiana de su DT, seguramente sea una mucho más cautelosa y que, como dijimos más arriba, privilegie el orden antes que la búsqueda del arco contrario.

Del otro lado ya sabemos muy bien qué tipo de equipo hay: uno ultra ordenado atrás, que no tiene problema en ceder la pelota todo el tiempo que sea necesario, pero que cuando sale de contra va decidido a lastimar y muchas veces lo consigue. Simeone ha afinado todavía más su sistema defensivo comparado con 2014, y eso es mucho decir.

Lo que sí puede pasar es que, como ha hecho en estos partidos decisivos, Atlético arranque atacando en los primeros minutos para tratar de sacar una ventaja que le permita jugar como más cómodo se siente. Pero lo cierto es que, consiga esa diferencia o no, a medida que avance el reloj los del Cholo se van a ir acomodando atrás y a achicar el campo de juego.

Faltan tres semanas todavía, que serán claves para recuperar a los lesionados y llegar, los dos, completos a Milán. En el medio, tendrán dos fines de semana en los que tendrán a un tercero en discordia, el Barcelona, que ahora es más favorito todavía para quedarse con la Liga. Pero esa es otra historia que, obviamente, tiene una relevancia mucho menor que la posibilidad de hacer historia grande a nivel continental.

Felicidades.