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El gol más bonito de las finales de Champions League cumple 15 años.

La famosa volea con que Zinedine Zidane puso el 2-1 definitivo en el encuentro entre Real Madrid y Bayer Leverkusen disputado en el Hampden Park de Glasgow el 15 de mayo de 2002 se ha convertido en una de las instantáneas más emblemáticas del club.

Reina en todos los recuentos, oficiales y extraoficiales, de los momentos clave en la historia del Real Madrid. Ya venga en foto fija o video de colección.

Reina a manera de ejemplo e inspiración en la escalera principal de la residencia de la cantera. Un mural ante el que los casi 100 jugadores de ‘La Fábrica’ inician su rutina diaria con la ilusión de llegar, algún día, a ser como el hombre que a principios de siglo portaba el ‘5’ en el dorsal y hoy ocupa el banquillo.

Aunque sólo los más viejos, los del Castilla, hayan vivido ese momento; aunque los recuerdos de la gran mayoría remonten a haberlo visto en video una y otra vez.

Es un gol legendario. Por hechura y por valor histórico, tanto para el club como para el entonces jugador.

Significó el 2-1 definitivo con que el cuadro merengue venció al Bayer Leverkusen para coronarse Campeón de Europa por novena ocasión. Era particularmente importante, ya que aquella temporada 2001-02 el Real Madrid – que por entonces ya presidía Florentino Pérez – celebraba su Centenario por todo lo alto y había sufrido un fiasco tremendo en el ‘centenariazo’, cuando justo el día del emblemático aniversario y en pleno Santiago Bernabéu cayó por 2-1 en la final de la Copa del Rey ante el Deportivo la Coruña. La Liga también había sido una decepción, pues acabó como segundo detrás del Valencia. Necesitaba ese título como diera lugar.

Significaba, además, el tercer título de Campeón de Europa en tres años – algo destacable si además se consideran los 32 años de sequía continental entre la era dorada y la edad moderna.

Tammbién fue un hito en la Carrera de Zinedine Zidane. Fue la única vez en que el entonces mejor jugador del planeta se coronó campeón de la Champions League.

“Esa volea fue un gran momento para mí. No había ganado el trofeo antes”, ha comentado Zidane en más de una ocasión.

Era una espina que el francés tenía clavada desde que en 1998 perdió su segunda final consecutiva como jugador de la Juventus, precisamente frente al Real Madrid, y pasarían cinco años antes de volver a disputar la batalla final por la ‘Orejona’.

“Es uno de mis grandes recuerdos junto al Mundial (de 1998). Cuando se gana y levantas el trofeo es un momento extraordinario”, dijo en 2014 al portal de la UEFA después de que fuera elegido entre los 10 mejores goles en la historia de la competición.

Llegó al minuto 44 del encuentro en una jugada decisiva orquestada por Roberto Carlos y Santiago Solari, que cedió un pase filtrado al brasileño. El lateral, entonces, sirvió un centro bombeado a la frontal que Zidane resolvió con el mítico movimiento que dejó pasmado, a unos pasos, a Michael Ballack.

Ya si es el mejor gol que marcó con la camiseta del Real Madrid (o de su carrera) es motivo de debate. Y eso que no fue un prolífico goleador. Para muchos, sucedió en octubre de 2001, un cobro de una falta ante Las Palmas que sirvió de mera anécdota porque el Real Madrid acabó perdiendo por 4-2. Según el exmediocampista, no fue siquiera en un partido oficial, sino en un amistoso de preparación rumbo al Mundial de 1998 frente a Noruega. El ‘mago’ francés hizo todo después de recibir un pase largo. Arrancó la carrera al contraataque, se llevó a un defensa, se quitó a otro con autopase de sombrero y acabó por batir al portero después de regatear.

Pero ningún otro le dio el título que ansiaba con locura y que lo metió de lleno a la ilustre lista de los jugadores más importantes que han portado la camiseta blanca.

“Para marcar de esa forma en la Champions… tiene que pasar una vez en la vida y tenía que ocurrir en una final”, dijo a la UEFA.