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Chelsea-Barça: Una historia de sonrisas y lágrimas

BARCELONA -- Entre un desempate en las semifinales de la Copa de Ferias de 1966, que solventó el Barça en un duelo disputado en el Camp Nou y decidido por 5-0, con doblete de Fusté y un lanzamiento de penalti de Leo Messi al travesaño de Cech en 2012 que acabó provocando la eliminación azulgrana.

Con Rivaldo, Figo y Kluivert; con Collina, Terry, Del Horno y Messi; con Ballack y Abidal; con Mourinho, Guardiola, Hiddink o Rijkaard… Y con Iniesta. Con el manchego por encima de todas las imágenes de todos esos duelos que están en la retina, en los libros de la historia europea del Barcelona. Y del Chelsea también, claro.

Cuando el Barcelona eliminó a los blues en 1966 ganó el título en la final de la Copa de ferias ante el Zaragoza. Cuando lo hizo en los octavos de final de 2006, acabó conquistando la Champions en París; como lo volvió a hacer tras la semifinal de 2009, aquella de Iniesta, para lograr el trofeo en Roma. El Chelsea se tomó la revancha en 2012, eliminando al Barça en el Camp Nou en las semifinales para hacerse con el título en Munich.

LA LEYENDA Y EL ADIOS

Aquella última visita de los blues a Barcelona fue el 24 de abril de 2012. Una semana antes Didier Drogba había marcado el único gol de la ida en Stamford Bridge para dar la victoria al equipo que entrenaba Di Matteo. La vuelta, presentada como el último reto a superar por el Barça de Guardiola, desencadenó en una de las noches más tristes de aquella época triunfal.

Una época triunfal que tres años antes y en Stamford Bridge vivió el éxtasis más enloquecedor en la historia moderna del Barça. También una semifinal entre el equipo de Guardiola y Chelsea que dirigía Hiddink. Se empató sin goles en el Camp Nou y vencía el Chelsea desde el minuto 9 gracias a un gol de Essien. Sentenciado el partido, expulsado Abidal en el minuto 66 y acariciando el conjunto inglés su pase a la final apareció un balón muerto al límite del área, tocado por Eto’o para que apareciera Iniesta…

Y su zambombazo, su remate providencial, entró como un obús en la meta de Cech provocando una explosión de felicidad en el barcelonismo que se mantiene como uno de los momentos mágicos de la era moderna. El Barça pasó a la final con ese gol en el minuto 93 que aún dio tiempo a una jugada que permanece en la colección de quejas históricas en Europa, una mano de Piqué que condujo a Ballack a perseguir al árbitro por todo el campo…

Fue el éxtasis del barcelonismo, sí, que tuvo la otra cara de la moneda al cabo de tres años, en aquella eliminación, el 2-2 del 24 de abril de 2012, con Messi fallando un penalti que se aventuraba decisivo y tres días después Guardiola anunciando oficialmente que al término de aquella temporada dejaría el banquillo del Barça.

PELÍCULAS

Antes de esos dos capítulos legendarios existieron otros. En los cuartos de final de 2000 el Chelsea, con Di Matteo en el equipo, venció en la ida por 3-1 en Stamford Bridge. En la vuelta se repitió, en una noche grande, el 3-1 para ir a la prórroga, donde Rivaldo y Kluivert sentenciaron con dos goles finales para el 5-1, con protagonismo muy especial y destacado de Figo, en su última temporada como azulgrana antes de pasarse al ‘enemigo’.

En 2005, en los octavos de final y tras un 2-1 en el Camp Nou, el Chelsea remontó con bestialidad: 3-0 en 19 minutos. Luego apareció Ronaldinho, mágico, para marcar dos goles… Y cuando el Barça de Rijkaard ya pensaba en el pase, en el minuto 76, apareció la cabeza de John Terry para lograr el 4-2, con falta a Víctor Valdés que no vio el italiano Collina.

Pasó el equipo que dirigía Mourinho, al que eliminó después el Liverpool en una polémica eliminatoria de semifinales, y volvieron a encontrarse un año después ambos protagonistas, con victoria azulgrana en Londres, expulsión de Del Horno por cazar a Messi, remontada y discurso de Mourinho refiriéndose al ‘Teatro del bueno’ de los catalanes…

Ganó el Barça la eliminatoria, empatando en el Camp Nou, y acabó por llevarse la Champions en París frente al Arsenal. Eliminatorias de todos los colores y repletos de anécdotas. Y que prometen un reencuentro, otra vez, por todo lo alto.