Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

El uno x uno del Barcelona tras su fracaso en Roma

BARCELONA -- 

Ter Stegen. Vendido. Salvó dos remates de mucho peligro pero no pudo evitar el desastre. Paró lo parable pero esta vez no pudo con lo imparable. No tuvo culpa.

Nelson Semedo. Juguete. Superado a la carrera y en juego de posición, fue un juguete ante la ofensiva de un ataque desbocado que le dejó en ridículo.

Gerard Piqué. Superado. Cometió el penalti del 2-0 y sufrió, muchísimo, ante el juego de espaldas y por arriba de Dzeko. Fue, con todo, lo mejor de una defensa horrible porque no pudo suplir todos los desastres que se multiplicaron a su alrededor.

Samuel Umtiti. Ridículo. Desde que le dio por poner en guardia al club con su ‘joker’ a la televisión francesa a cuenta de su renovación ha provocado una continuación de partidos a cual peor. Pareció un juvenil enfrentado a hombres.

Jordi Alba. Perdido. No alcanzó a recuperar la posición tras el error garrafal de Umtiti en el 1-0 y a partir de ahí se contagió del desastre. Le costó subir la banda y le costó mantenerse en defensa.

Sergio Busquets. Disminuido. Comenzó con tres toques de calidad que dieron a pensar que dominaría el juego. Fue un espejismo. No pudo mostrarse y le faltó fuelle hasta ser sustituido en pleno hundimiento.

Ivan Rakitic. Impotente. El habitual mejor secundario del centro del campo notó la carga de partidos y no pudo suplir las deficiencias de sus compañeros.

Sergi Roberto. Descolocado. Siendo un mediocampista de excepcional calidad, da la sensación de estar fuera de sitio cuando Valverde le adelanta de su posición habitual de lateral carrilero. Pasó como un fantasma por Roma.

Andrés Iniesta. Hundido. No se recuerda un partido de gran trascendencia con menos impacto. Perdió muchos balones y no supo combinar en ninguna circunstancia.

Lionel Messi. Desesperado. Messi es el número uno... Pero es el número uno de un equipo soberbio. Y cuando el equipo es una mediocridad puede aparecer para resucitarlo. Pero no puede siempre. Lo intentó, desesperado, de todas las maneras. Buscó el balón incluso en defensa pero, sin compañía, no dio para más.

Luis Suárez. Invisible. No le llegó ningún balón en buenas condiciones. Pasó por el campo como un auténtico fantasma.

André Gomes. Suspenso. Entró justo un minuto antes del 3-0 en lugar de Iniesta. Se supone que para dar aplomo al equipo. Ni se le vio.

Ousmane Dembélé. Extraño. Entró a la desesperada para revolucionar la recta final de un desastre. Obviamente no pudo casi ni intervenir.

Paco Alcácer. Incrédulo. Apareció por Busquets y junto a Dembélé para obrar un milagro imposible. No tuvo ni la oportunidad de hacerse ver.

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