Fútbol Americano
Simon Curtis 6y

¿Por qué se evaporó la temporada de City? Complacencia, cansancio y malas decisiones

Una temporada que prometía tanto y que en muchos frentes sí cumplió para los seguidores de Manchester City, ahora se desliza hacia una conclusión deslucida.

Los fracasos de City en los últimos siete días serán analizados e inspeccionados hasta el cansancio. Tres derrotas en un lapso de tiempo tan corto cayeron como un mazazo para un club que había sobrevolado sin problemas el campo minado de la temporada 2017-18.

¿Qué salió mal?

En primer lugar, el éxito desenfrenado conlleva sus propios riesgos. Por extraño que pueda parecer, estar tan arriba en la punta durante tanto tiempo puede dar lugar a un estado mental y a un ambiente contraproducente si la situación no se maneja adecuadamente. Las expectativas se van por las nubes. Cada pequeño revés parece ser el fin del mundo.

El liderazgo de Manchester City en la Premier League se extendió durante tanto tiempo que, aún sin ser campeones, ya los tratan como tales desde hace semanas. De esta manera, la capacidad de los jugadores de mantener la concentración y de jugar al máximo de sus capacidades sólo puede verse comprometida.

Algunos preservarán sus piernas para los partidos importantes, y otros se dejarán llevar por la rutina, pensando que el trabajo ya está hecho. Obviamente, un técnico tan minucioso como Pep Guardiola pronto llamará la atención de aquellos que se descarrilen. No obstante, resulta difícil imaginar que el rendimiento de algunos no vaya a decaer.

Quienes hayan seguido toda la temporada de City sabrán que las mejores actuaciones llegaron antes de Navidad. Esto se vio claramente reflejado en los últimos cuatro partidos. El excelente primer tiempo contra Everton fue sucedido por un ejercicio de entrenamiento en el segundo tiempo. Los destacados primeros tiempos contra el Liverpool y Manchester United también dieron paso a actuaciones menos inspiradas después de los entretiempos.

El mismo Guardiola es otro factor. Su intensidad abre la posibilidad de que algunas de sus innovadoras manipulaciones tácticas resulten contraproducentes. El partido de Champions League en Liverpool posiblemente no era el mejor momento para cambiar la forma del equipo y probar jugadores alternativos.

Es cierto que Raheem Sterling se vio afectado psicológicamente por el público en la derrota de City por 4-3 en Anfield, pero la sensación fue que Liverpool sacó ventaja porque City cambió de formato sólo por ellos. Psicológicamente, esto puede tener consecuencias diferentes en ambos equipos.

La salida temprana de Guardiola en el partido de vuelta también tuvo un efecto en el equipo. Mientras el catalán se retorcía en el sector ejecutivo tras haber sido expulsado por el árbitro Antonio Lahoz, los jugadores de City no recibían consejos tácticos desde la línea de banda. Un inmóvil Mikel Arteta en la banca fue un notable contraste en comparación con el constante movimiento de Guardiola. Además, el rol de los árbitros en esta temporada es algo que no puede ser ignorado. City no ha visto cambios en este departamento durante toda la temporada. Quizá uno se deba remontar al equipo de Leeds de Don Revie en los comienzos de 1970 para encontrar un equipo de primer nivel que haya sufrido tantas malas decisiones por parte de los árbitros en el juego inglés.

Dejando de lado el error de Lahoz al no invalidar a su juez de línea contra Liverpool cuando Leroy Sane anotó un segundo gol perfectamente válido, el partido de visitante también fue mal arbitrado, así como fue el caso del derby Manchester. Perdiéndose lo que pareció una mano de Ashley Young, Martin Atkinson compensó el error indicando que se siguiera la jugada cuando el mismo jugador demolió la pierna de Sergio Agüero en el área.

Es justo decir que City fue legítimamente superado por Liverpool en los dos partidos – un primer encuentro débil fue particularmente perjudicial – pero quién sabe la confianza que hubiese logrado reunir el equipo de Guardiola con un segundo gol justo antes del descanso. Liverpool estaba lidiando con el ataque de City tal como City lo había hecho con Liverpool una semana antes y probablemente la historia hubiese sido diferente si hubiesen ido al descanso dos abajo.

Tampoco debemos olvidar una seguidilla de faltas sin penalizar sobre los jugadores de City antes de Navidad. No solo hubo cinco o seis faltas claramente peligrosas que no vieron la tarjeta roja, sino que las lesiones resultantes también afectaron el progreso de City.

Fue poco después de unos de estos ataques que Kevin De Bruyne, el objetivo principal de las persistentes faltas, afirmó que estaba comenzando a sentirse muy cansado.

De Bruyne, considerado durante mucho tiempo como el posible Jugador del Año Europeo, ha sido un espejo de la temporada de City con sus propias performances. La forma del jugador belga ha caído después de los grandes resultados que logró en los primeros meses. Esos astutos pases y esas tremendas patadas comenzaron a desvanecerse en el peor de los momentos. La fresca imprudencia de los tiros libres que pateó en la FA Cup había sido reemplazada por débiles definiciones hacia la línea.

Lo cierto es que no es momento para pensar en esta situación como una metáfora de la campaña entera de Manchester City.

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