Fútbol Americano
Jordi Blanco, ESPN Digital 6y

Lionel Messi es un jugador de otro planeta

Messi se puso el traje de superhéroe en Wembley y repitió una actuación para el recuerdo. Allí donde en 2011 completó una final de leyenda, con un gol inolvidable de cabeza a Van der Sar, se exhibió nuevamente al frente de un Barça tocado por los Dioses. Marcó dos goles, estrelló dos remates en la madera y se marchó, tan feliz, después de un partido para enmarcar.

Cinco goles en dos jornadas de Champions y dos disparos más al palo en 90 minutos para enmarcar. En la catedral del fútbol inglés, en un escenario inolvidable para la historia del club azulgrana, Leo Messi disfrutó de una jornada excelente.

No se trata de que Messi ensombrezca muchas veces al Barça manteniéndole en pie. En Londres, este miércoles, se demostró que Leo es la guinda del pastel. Aquella que tanto se echa de menos: cuando el futbol es su principal razón de ser. Tocar, combinar, poseer. Disfrutar.

El Barça alcanzó sus 300 partidos en la máxima competición con una inyección de autoestima… Pero por encima de todo lo hizo manteniendo en el escenario dos realidades que se enfrentan entre ellas pero son, a la vez, indiscutibles: Messi es el líder del equipo y, a de la misma manera, Messi es la guinda del pastel cuando el equipo ofrece su mejor versión.

Leo proclamó hace pocas semanas su agradable sorpresa por el juego de Arthur y en Londres se demostró que el capitán azulgrana es un tipo tocado por una inteligencia sobrenatural en lo que al futbol se refiere porque Arthur casó de manera magnífica en el juego de posición del Barça. Y a su lado el conjunto disfrutó. Y al frente, Messi se puso las botas.

Sólo comenzar la segunda mitad el palo derecho de Lloris evitó que sentenciara el partido en dos remates casi consecutivos… Y apenas marcar el preocupante 1-2, Kane logró el 1-3 para tranquilizar los ánimos. Y cuando, en la recta final, con 2-3, se sufría por el resultado, decidió volver al primer plano, pelear, luchar, robar y dar paso al gol definitivo, que marcó con una tranquilidad tan pasmosa como genial.

Messi es otra cosa y el Barça, cuando le acompaña, también es otra cosa. Nada que ver con el desastre de Leganés, nada que ver con la depresión liguera, nada que ver con las dudas y críticas, el Barça se vistió en Wembley con sus mejores galas y dejó un mensaje claro que falta ahora que tenga continuidad.

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