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Sequía de Luis Suárez toma tintes alarmantes

LYON, Francia -- Luis Suárez abandonó el césped del Groupama Stadium de Lyon desesperado, agobiado y enfadado con el mundo, se diría por su semblante, y consigo mismo, consciente, se supone, de pasar por Francia, otra vez, de puntillas.

Desde que el 16 de septiembre de 2015 marcó en Roma, el uruguayo no marca como visitante en la Champions y acumula ya 16 encuentros sin anotar en Europa, 1,419 minutos en total.

“Se estará reservando para los próximos partidos”, dijo Ernesto Valverde con la intención de restar alarmismo y con una sonrisa cuando se le recordó que, más allá de su sequía lejos del Camp Nou, Suárez no ha sido capaz de marcar gol en el torneo esta temporada.

“Me preocuparía si en los partidos no generase ocasiones o no las colaborase para sus compañeros”, indicó el entrenador, incómodo ante las dudas que despierta en el entorno el rendimiento de su teórico goleador.

Un equipo como el Barça, que aspira a ganar la Champions, ¿no necesita los goles de su delantero centro? ¿Sin ellos reduce su papel de favorito?

Valverde no quiso entrar en el juego, pero, de la misma manera, no pudo evitar una mueca de disgusto, la que se le vio durante el partido en la banda, frente a su banquillo y con el semblante fastidiado ante la actuación de un Suárez que llegó a pagar su frustración con malas caras a sus propios compañeros, con Ousmane Dembélé especialmente.

El delantero uruguayo llegó a Lyon consciente de que iba a ser seguido de manera directa en el terreno de juego, esperándose sus goles para catapultar las esperanzas de un Barça tan dependiente de Messi como necesitado de que sus anotaciones catapulten los pronósticos del equipo.

El Barça suma ya seis partidos de eliminatorias de Champions sin ganar lejos del Camp Nou, con cuatro derrotas que pesan en el ánimo y señalan que esa falta de gol acaba por ser decisiva al final del camino.

Suárez, quinto máximo goleador histórico del Barcelona y con un lugar en la leyenda del club, sigue gafado en Europa y el club no sabe, no supo, responder a ese riesgo.

Comenzó la temporada con tres centros delanteros y dejó marchar, de entrada, a Paco Alcácer, quien respondió a la confianza del Borussia Dortmund con goles, y después a Munir por negarse a renovar.

El cuadro azulgrana trajo, por sorpresa, a Boateng, un mediapunta reconvertido a delantero centro, que sólo ha jugado dos partidos y no completos y que en Lyon fue descartado por Valverde.

El Barcelona oculta su pesar, el entrenador bromea al decir que los goles de Suárez en Europa “ya vendrán” y, de momento, sobrevive, pero la sequía del uruguayo ha pasado de ser preocupante a alarmante.