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Old Trafford, la mística se acaba en las gradas

El futbol del Barcelona se demostró dos o tres peldaños por encima al de los diablos rojos. EFE

MANCHESTER -- ‘El sueño imposible es posible’ reza una pancarta colgada en la grada que lleva el nombre de Sir Alex Ferguson en Old Trafford, donde la mística se descubre mucho antes de entrar en el estadio y la leyenda sobrecoge en todos sus pasillos y rincones. Beckham y Cantona; Schmeichel y Robson; Hughes y Van Nistelrooy. Y Best, Scholes, Keane, Giggs… Y el reloj que marca la trágica hora del accidente en Múnich o la imagen de Solskjaer, celebrando el gol de la remontada imposible de 1999.

La historia es la historia y la mística es la mística. Pero el futbol, el juego, es otra cosa. Y puesto en el césped de Old Trafford, el Barça se mostró como un equipo muy superior al animoso pero rudo y limitado Manchester United, cuyas ganas no alcanzaron. Era imposible.

El Manchester United prepara una nueva inversión millonaria en verano para recuperar sus argumentos futbolísticos y apoyar la apuesta de Solskjaer, entrenador a quien se venera en el Teatro de los Sueños… De momento.

‘El asesino con cara de niño’ fue reclutado a toda prisa en diciembre, en vísperas de la Navidad y después de que en Anfield el Liverpool acabase con la sombría etapa de Mourinho, cuyo despido fue recibido con algarabía por una plantilla que saludó el cambio de entrenador enlazando ocho victorias y un empate hasta que el PSG asaltó Old Trafford… Y que se reveló contra la lógica al cabo de tres semanas, remontando en el mismísimo Parque de los Príncipes. En el tiempo suplementario. Un homenaje en toda regla a su técnico.

“La suerte hay que buscarla y por eso tenemos fe y confianza” reveló en la víspera Solskjaer, antes de que a pie de césped, durante los escasos 15 minutos que los medios tenían autorización para ver el entrenamiento del equipo azulgrana, Guillermo Amor, futbolista de referencia en la década de los 90 y hoy Director de Relaciones institucionales del Barça, advirtiera la dificultad. “Que se lo digan al PSG” bromeó… O no tanto.

La historia es la historia y la mística es la mística. Pero más allá de las gradas, en césped, el futbol del Barcelona se demostró dos o tres peldaños por encima al de los diablos rojos. Ganó por la mínima, con prestancia, solvencia y tranquilidad. Su gol, en propia puerta de Shaw, llegó después de 48 pases que mostraron bien a las claras la diferencia entre unos y otros.

Old Trafford tiene mística. El Barça tiene futbol.