Fútbol Americano
Paola Núñez | ESPN Digital 5y

Afición del Atlético despide a Diego Godín al corear su nombre en emotivo homenaje

MADRID -- La afición rojiblanca solo tenía un motivo para hacer acto de presencia en el último partido de la temporada del Atlético de Madrid como local ante Sevilla: despedir al último de los grandes, a Diego Godín.

El central dijo adiós a la que fue su afición durante nueve años tras anunciar su marcha al Inter de Milán en cuanto concluya la temporada y lo hizo en grande, convertido en el extranjero con más partidos disputados con la camiseta rojiblanca (387) y el segundo jugador más laureado del club, con ocho títulos.

El último “grande” para una afición que a partir de hoy, se quedará huérfana de leyendas vivientes y vestigios de noches épicas.

“Nos diste la vida y el campeonato. Ganamos la Liga, ¡qué cabezazo! Eres historia viva. Godín, nuestro faraón”, cantó el Frente Atlético durante el encuentro ante el Sevilla.

Así recordó la grada rojiblanca el momento más importante de su carrera como rojiblanco, cuando marcó el tanto del empate 1-1 ante Barcelona en la última jornada de La Liga en la campaña 2013-14, gol con el que el Atlético se proclamó campeón.

Era Godín, no otro, quien hacía cantar a la grada en un final anticlimático de temporada para el equipo rojiblanco, que atinó a sacar un empate, que era lo único que necesitaba para asegurarse el honroso segundo puesto en la actual campaña.

Era Godín, no otro, quien acaparaba las miradas, quien, con su presencia, hacía que contara cada segundo de un partido de otro modo intrascendente para los rojiblancos.

Hubo pasillo de honor para el Faraón tras el encuentro.

Una pancarta gigante de agradecimiento del club, si bien la más sentida, se había desplegado en la grada antes de que comenzara el partido.

“Un gol en la memoria, un faraón para la historia”, se leía en la manta de los aficionados.

El homenaje, discreto y con cierto tono de sobriedad, continuó con la proyección en la pantalla gigante con un video con los mejores momentos del central como rojiblanco desde su llegada al club en 2010 con sólo 24 años, hasta el “gol del cojo”, ese que marcó lesionado en noviembre pasado para dar una victoria por 3-2 a los suyos sobre el Athletic de Bilbao. Un tanto vital en ese momento, pues mantenía al Atlético en la pelea. Entonces, ni Godín imaginaba que a partir de febrero, su última temporada cobraría un sabor más agrio que dulce.

Godín, como lo ha dejado claro, se marcha porque el club no ha querido hacer una excepción en esa política que hasta Gabi Fernández, su antecesor, considera “injusta” de no querer renovar a los mayores de 30 años por más de una temporada.

“Lo intenté”, admitió Godín recientemente.

Godín cuenta con 33 años de edad recién cumplidos. Ya no es la máquina incansable de trabajo pesado que lo juega todo y más –no en vano es el segundo jugador más utilizado por Diego Simeone desde su llegada en 2012 detrás de Koke—, pero se siente, y se sabe, con años de futbol por delante y se va ahí, donde le mostraron “fe”.

Esa “fe” que en clave rojiblanco lo es todo.

La proyección incluyó las celebraciones de los ocho conquistados en las nueve temporadas que vistió la camiseta rojiblanca: Godín abrazado de Neptuno, acompañado por los que se marcharon antes que él: Gabi, Fernando Torres. Guitarras tristes y la voz en off del último gran capitán.

“No hay nada más bonito que la gente coree tu nombre”, dijo, y la grada volvía a corear su nombre: Diego Godín.

Después, la ceremoniosa entrega de una camiseta firmada por toda la plantilla. Un acto que recordaba a la despedida de otro grande, un año antes, la de Fernando Torres, quien se llevó el mismo recuerdo antes de marcharse a Japón.

Sin embargo, había una gran diferencia. Esta vez, el adiós se antoja anticipado, abrupto, pese a que ya desde enero se venía anunciando el final de la era “faraónica” del uruguayo.

Hubo lágrimas. Muchas. Las que había empezado a derramar Antoine Griezmann a media semana, pues como el resto de atléticos, pierde a su roca en el plantel.

El francés pierde más que un capitán y como tal lo hizo saber al mundo con un sutil mensaje al llegar al estadio portando la camiseta “2” del uruguayo a la espalda.

“Te quiero mucho”, atinó a decir Koke con la voz entrecortada antes de abrazarlo. Lloraba Diego y lloraba Koke. Lloraban muchos de los 60 mil aficionados que aún permanecían en las gradas.

“Agradecer a este grupo, a todos los que compartimos el día a día, que vivimos un montón de momentos. Hemos sido una verdadera familia. Es lo que ha hecho el éxito de este club, que esto sea una forma de vivir y que seamos una familia en el vestuario y en la cancha”, dijo Godín.

“Hoy se despide el Godín futbolista, pero se queda un aficionado más”, concluyó el uruguayo antes de que su nombre se escuchara una vez más coreado al unísono.

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