<
>

Messi libre y Banega de armador

BUENOS AIRES -- Argentina hizo ante Panamá lo que se espera de un firme candidato a ganar la Copa América: establecer una diferencia holgada, dejar claro que son equipos de categorías distintas, sólo equiparados por las necesidades formales de la organización del certamen.

Seguramente la goleada pervivirá en el recuerdo por el regreso estruendoso de Messi, luego de su lesión menor. Jugó menos de media hora y señaló tres goles, colmando así las expectativas de un público que parece más interesado en la dimensión de astro internacional de Leo que en su talento como futbolista.

Aunque el desafío no haya sido exigente, pueden extraerse algunas conclusiones muy alentadoras en pos de otorgarle a la Selección una identidad más definida y una mayor eficacia.

En primer lugar, y ya que estamos con Messi, quedó en evidencia que el capitán y máxima estrella del equipo debe moverse con libertad y no afincarse en la banda derecha, lo cual le resta posibilidades y a veces lo distancia del partido. Messi tiende a iniciar su recorrido volcado hacia ese costado (ante Panamá lo hizo). Pero más lejos de la línea. Lo suficiente como para -sin sentirse encerrado- aprovechar su perfil más fértil, ese que le permite encarar en diagonal, limpiando defensores o buscando el hueco para contactar a un compañero.

Por lo demás, siempre resulta más efectivo que Leo ronde el área, que busque en las proximidades del arco las sociedades más conducentes o que pruebe gambeta y remate.

Está bien que la Selección ocupe todo el ancho del ataque y cuente con dos extremos (Gaitán y Di María, por caso); son ofertas para que Messi elija. Pero él debe flotar sin ataduras, improvisando posiciones, rastreando rutas diversas para acceder al área (otros equipos lo marcarán más intensamente que los panameños).

El otro hallazgo que la Selección debe conservar es el de Banega como organizador en la mitad de la cancha. El volante, que atraviesa un momento de esplendor, hace aportes múltiples. Tiene quite (ideal para este esquema de anticipo ofensivo que intenta el equipo), habilidad y un gran panorama para la organización del juego. Su versatilidad lo habilita para funcionar como doble cinco y como enlace.

Dos por uno, el combo ideal. Banega se arremanga para la recuperación y la salida, pero también puede resolver el último pase. Bien secundado, es capaz de acudir a las dos funciones (siempre con preeminencia de alguna) sin morir en el intento. Es una cuestión de inteligencia y ubicación (Banega posee ambos atributos), más que de prestaciones atléticas.

De acuerdo al planteo de equipo comprimido que emplea Argentina, el doble rol no implica cubrir un gran trecho.

La selección aspira a recuperar y definir su fórmula de ataque casi en la misma zona. Con estas dos premisas (Messi libre y cerca del área y Banega como eje en la mitad del campo), Argentina contribuirá a darle profundidad y precisión al fútbol de extrema velocidad y contragolpe corto que viene desarrollando.