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Cuenta regresiva, a 28 días: Los Carasucias de Lima 1957

Si bien Argentina ganó sus primeras 4 Copas América (competición antes denominada Sudamericano de Selecciones) en 1921, 1925, 1927 y 1929, su primer gran hit sobrevino en Lima 1957. Entre el 7 de marzo y el 6 de abril de aquel año, Perú fue testigo de la eclosión del primer seleccionado argentino cuyo éxito acanzó repercusión mediática.

La delantera de ‘Los Carasucias’, conformada por Orestes Omar ‘Loco’ Corbatta, Humberto Dionisio ‘Bocha’ Maschio, Antonio Valentín Angelillo, Enrique Omar ‘Cabezón’ Sívori y Osvaldo Héctor Cruz, era un espectáculo en sí misma.

Sívori, entonces jugador de River Plate, playmaker de lujo, fue elegido el mejor jugador del campeonato. Maschio, integrante del plantel de Racing al igual que el diestro Corbatta, resultó el pichichi del certamen con 9 goles, uno más que Angelillo, atacante de Boca Juniors. Cruz era un ala o extremo clásico, dueño de una excepcional pierna zurda, que llegó a la albiceleste dirigida por Guillermo Stábile al destacarse como wing en Independiente.

El sobresaliente quinteto lideró un ataque que convirtió 25 goles en 6 juegos, casi el 25% (24,75%) de la totalidad de anotaciones en la Copa (101). El torneo, que disputaron con el formato de liguilla 7 selecciones (Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Colombia, Chile y Ecuador), tuvo a Argentina en lo más alto del podio, Brasil subcampeón por diferencia de gol, Uruguay como tercer clasificado y Perú, el anfitrión, en el cuarto lugar, por la misma razón.

Argentina pulverizó (8-2) a Colombia con goles de Cruz, Angelillo (2), Maschio (3) y Corbatta. Gamboa y Valencia para el cuadro cafetero. Goleó (3-0) a Ecuador merced a los tantos de Angelillo (2) y Sívori. Vapuleó (4-0) a Uruguay gracias a las anotaciones de Maschio (2), Angelillo y Sanfilippo. Machacó (6-2) a Chile con Sívori, Angelillo (2), Maschio (2) y Corbatta como goleadores. Pasó por encima de Brasil (3-0, con tantos de Angelillo, Maschio y Cruz), que un año más tarde, con la incorporación de Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’, se proclamaría campeón del mundo por primera vez en su historia al ganar el Mundial de Suecia 1958. Y cayó 2-1 (Angelillo para la albiceleste, Mosquera y Terry para el combinado incaico) frente a Perú, que finalizó con 8 puntos al igual que Brasil y Uruguay.

Los Carasucias, apodados así por la irreverente juventud de sus tres atacantes de referencia, Maschio (bautizado ‘El Ingeniero’ por el periodista peruano Emilio Laferranderie, más conocido como El Veco), Angelillo (cuyo seudónimo elegido por el mismo comunicador era ‘El Francotirador’), y Sívori (de sobrenombre para aquél ‘El creativo excelso’), son el primer equipo legendario de la selección argentina.

Su legado no sufrió alteraciones ni aún con la lacerante derrota en Suecia 1958 frente a Checoslovaquia en la primera fase de aquel mundial. De aquel 6-1 avergonzante se responsabilizó a la estructura de la Asociación Argentina de Football. Por su desidia. Su falta de planificación. Desconocimiento de los rivales europeos. Y como consecuencia del ingenuo convencimiento dirigencial de que Argentina pasaría por arriba de quien fuere sin importar la desinformación y la desconexión en aquella época respecto al concierto del fútbol internacional.

“La gente siempre nos recuerda. Quizá porque jugamos muy poco y todos se quedaron con aquellos partidos del Sudamericano. Hicimos algunos amistosos antes de viajar, pero insisto: casi ni se nos pudo ver en Argentina”, rememoró Maschio en una entrevista concedida al diario Clarín en 2007 para repasar aquel gran torneo en Perú.

Los Carasucias fueron el primer exponente de lo que se desde entonces pasó a llamarse en las mesas de café porteño, de tango, memorias y gestas, históricamente “La nuestra”. Esencia, espíritu y forma de jugar “a la argentina”.

El campeonato de 1957 fue bautismo de fuego y punto de partida para el lanzamiento al estrellato europeo de Maschio (se consagró en Bologna, Italia), Angelillo (hizo lo propio en el Internazionale Milan) y Sívori (se convirtió en ídolo de la Juventus primero, y del Napoli después). Sin ellos tres, Argentina fue al Mundial de 1958 y sufrió el terrible revés descrito anteriormente. Aquel dolorosísimo 1-6 vs Checoslovaquia, más un 1-3 contra Alemania. Apenas pudo ganarle (3-1) a Irlanda del Norte.

“Corbatta era un fenómeno. Hacía cosas imposibles. Estaba loco, pero de fútbol. Gambeteaba que parecía que nunca se la iban a sacar. Era ídolo hasta de los limeños. Luego del 3-0 a Brasil, fue ovacionado por todo el estadio. Y hasta les tiró la camiseta a los hinchas...”, explicó ‘El Bocha’, quien reveló que “Don Stábile no nos pedía nada raro. Era tranquilo para dar indicaciones. Y si tenía algo para decirte, se te acercaba y te hablaba al oído. A mí, por ejemplo, me pedía que me desmarcara siempre. Pero nos daba libertades para jugar”.

La sorprendente derrota frente a Perú en el último juego, según Maschio, sucedió “por ir a festejar. No seguimos concentrados y eso nos perjudicó. Cuando terminó el partido, entró un coronel al vestuario y se quejó de la actuación ante Stábile. Le dijo que rearmara el equipo porque tres días después teníamos que jugar de nuevo contra Perú, un amistoso, en Lima. Y así fue: Don Stábile nos hizo concentrar, nada de festejos... Y al final ganamos 4-1 en un partidazo del equipo”.

Los años seguirán pasando. También los jugadores. Pero la historia seguirá recordando con letras de oro a aquel equipazo.

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