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Un jugador indispensable

Fernando Gago volvió a su mejor versión en la excursión a Cali EFE

BUENOS AIRES -- Puede pensarse que Boca hizo un negocio razonable en su excursión a Cali. Ante un equipo de pierna dura y un árbitro de mano blanda, el empate sin goles se considera un logro.

Pero se sabe que además de sumar puntos –clave segura de la felicidad–, el equipo de Arruabarrena necesita retomar –o fundar– una línea de juego. Una identidad que le permita explotar adecuadamente el gran potencial de su plantel.

Hasta aquí, esa es la deuda del entrenador. Y de algunos futbolistas que se vienen resistiendo a refrendar la patente de crack que público y expertos les han asignado.

En este sentido, el resultado más alentador de Boca en Colombia fue la recuperación de Fernando Gago.

Recuperación, en principio, de la memoria. Porque el cinco de Boca tuvo destellos de exquisitez, como esos tres caños descorazonadores para el rival, que nos trasladaron mentalmente a la mejor versión del jugador, la de su esplendor.

Por otra parte, su compromiso con la marcación, su despliegue incesante que hizo descartar cualquier sospecha de deterioro físico (esas lesiones secretas que parecen estar siempre a su acecho, intimidándolo), también contribuyeron a colocarlo como un líder indiscutible. Por presencia en la cancha, no en los diarios. Como debe ser.

En suma, Gago exhibió en Colombia el modelo de futbolista todoterreno que le dio trascendencia. Generoso y aguerrido en la gestión defensiva; habilidoso y de enorme claridad a la hora de atacar.

Con Cubas afirmado (a pesar de algunos deslices todavía graves, como en esa jugada que terminó en el palo de Orion), Gago tiene el sostén necesario para ocuparse de la salida. Del origen claro de los avances de Boca.

Y le queda resto para acompañar cerca del área. Porque Gago, en buenas condiciones físicas, es de los que la pasan y buscan la descarga o encaran ensayando la gambeta. Es un cinco con destrezas de diez, para decirlo con la antigua numeración.

Como se señaló, la duda con el ex jugador del Madrid es el cuerpo. Desde su regreso a la Argentina, las lesiones le impidieron la continuidad indispensable para ser un jugador confiable.

Apenas desembarcado en el país, en su fugaz paso por Vélez, jugó 9 de los 29 partidos que disputó el equipo. Y su última complicación seria ocurrió en setiembre del año pasado, cuando lo operaron por la rotura del tendón de Aquiles. Entre ambos momentos hubo un sinfín de desgarros y otras yerbas.

Una historia clínica como la de Gago genera una inevitable disminución anímica. Un recaudo permanente. Sin embargo, los responsables del plantel de Boca sostienen que su actitud mental es de una permanente fortaleza. Mejor así.

Con Gago en este nivel, Arruabarrena tiene a su alcance la punta del ovillo. El principio de organización y jerarquía. Entre otros movimientos provechosos, el DT podría liberar a Tevez para que se enfoque en los metros finales de la cancha.

Contar con un creador desde la salida, que abra el terreno temprano, que descomprima el espacio de los delanteros, es una enorme ventaja cuya importancia el técnico tendría que captar cabalmente para diseñar un Boca mejor.