<
>

La altura sí es un tema

ESPN.com

BUENOS AIRES -- Cada vez que me consultan cuánto cambia para un futbolista jugar en la altura, contesto con otra pregunta: ¿los equipos que juegan habitualmente en la altura, consiguen los mismos resultados cuando bajan al llano?

La respuesta está más que clara y con un ejemplo basta y sobra: la selección de Bolivia le ha llegado a hacer seis goles a la de Argentina en La Paz, un resultado que jamás consiguió y al que probablemente jamás se acerque en otras condiciones. Y lo mismo pasa en otras competencias, como la Copa Libertadores o Sudamericana, donde estos equipos suelen tener dos caras, dependiendo de si son locales o visitantes.

Es evidente entonces que la altura perjudica a quienes no se desempeñan habitualmente o viven en ella. A algunos más y a otros menos, y no puedo hablar tanto en primera persona porque no viví la experiencia como jugador salvo en un entrenamiento en México durante mi luna de miel. Pero en mi relativamente escasa experiencia dirigiendo equipos que viajaron a la altura -apenas un par de ocasiones con Boca- constaté que hay una merma en el rendimiento.

Eso a pesar de que hicimos todo lo que dice el manual: viajamos al llano para luego subir cerca de la hora del partido, respetamos los tiempos de entrenamiento y descanso, llevamos tubos de aire... los únicos descompuestos fueron el Profe Santella y un utilero.

De cualquier manera, con no descomponerse no alcanza. Los resultados no fueron favorables por un denominador común: los tiempos de recuperación. El esfuerzo se siente más rápido, tanto en jugadas individuales como a lo largo del partido.

El profesional que en Argentina hacía un pique para sumarse al ataque y volvía a posiciones defensivas a la misma velocidad, en Bolivia no podía regresar al mismo ritmo. Y ni hablar de cómo ese desgaste se iba acumulando a medida que pasaban los minutos.

Igualmente, quiero recordar un caso excepcional, ya que he escuchado que los futbolistas livianos son los que supuestamente mejor se adaptan. En mi caso, vi el tremendo esfuerzo que hizo el Flaco Schiavi, que a pesar de ser un jugador de gran porte (supuestamente, los que más se cansan) era asmático. Aún así, aguantó los 90 minutos a la par del resto.

Eso sí: tarde o temprano, el ahogo llega antes que a nivel del mar. Y con él, no solamente las piernas se cansan sino que también la cabeza se nubla. Las reacciones son más lentas y menos precisas, y así se hace difícil sostener un resultado, que fue lo que nos sucedió en esas oportunidades y lo que suele pasarle a los equipos que juegan ocasionalmente bajo estas condiciones.

Hasta la próxima.

Felicidades.