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Cumplió en la emergencia

BUENOS AIRES -- Con la clasificación casi en el bolsillo, el partido de Racing en la altura servía, sobre todo, para llegar con la frente en alto al clásico del fin de semana.

Logró ese objetivo a medias. A diferencia de Boca, que se floreó y acarició la fantasía del Súper equipo (con un rival permisivo), los dirigidos por Sava tuvieron que sudar la gota gorda para pasar a la siguiente fase.

Ir a La Paz es toda una experiencia. Salir indemne, sobrevivir, suele ser la premisa. Los partidos son aventuras excepcionales, por lo tanto los entrenadores los toman con pinzas para evaluar la actualidad de sus equipos.

El DT de Racing elogió a sus futbolistas. Se manifestó orgulloso de ellos, pero sin olvidar el carácter de emergencia que tienen estos compromisos.

Y tiene razón Sava. Racing, que protagonizó un partido aburrido, de mera resistencia, sobrellevó la necesidad del Bolívar (rival mansito cuando se encontraron en Avellaneda) con absoluta dignidad.

Dejó a Lisandro López como único y valiente delantero y construyó un doble cerco para defender y, en lo posible, cuidar la pelota sin exponerse al vértigo que quita aire y piernas.

Como espectáculo resultó pobre, pero como prueba de carácter estuvo bien.

En el momento de zozobra, Racing campeó el temporal con una reacción rápida. Absorbió el golazo de tijera de Cellerino y de inmediato empató.

Hay que computar la buena fortuna: sin haber llegado hasta entonces, aprovechó un tiro libre, una gentileza del arquero y volvió el partido a fojas cero, con el consecuente golpe anímico para el equipo boliviano.

En una exigencia atípica, que mide más la resistencia atlética y la fortaleza psicológica de un equipo que su verdadera capacidad de juego, Racing superó la prueba.

Pero aún sigue siendo una incógnita su nivel real, con vistas no sólo al compromiso clásico del torneo doméstico, sino tomando en cuenta lo que le espera en la Copa.

Tanto Atlético Mineiro –el adversario con que se topará si se da la lógica y River gana su grupo– como Toluca hacen prever choques de otra naturaleza y el volumen de Racing todavía no está claro.

En La Paz sobresalió el orden defensivo y el trajín de la línea de volantes, zona en la que merecen mención especial Aued y Acuña por entrega física.

Por lo demás, el Racing del golpe por golpe, el goleador goleado que se dejó ver en un par de fechas del campeonato argentino –y que parecía ir moldeando la identidad del equipo– parece haber quedado atrás.

El bendito equilibrio no trajo novedades alentadoras. Una derrota con Boca y un empate sin luces ante el discreto Argentinos Juniors con una formación alternativa.

Hace una semana, la clasificación a octavos de final de la Libertadores se presentaba como un paseo. Pero, lejos de esas presunciones, terminó lográndose con esfuerzo en la altura boliviana.

La personalidad del equipo quedó garantizada, y probablemente de esa corroboración provenga la satisfacción de Sava.

En cuanto al juego, a Racing se lo ve en una transición. En busca de la mesura, se tornó inexpresivo. Y sólo con orden y sacrificio –los méritos en La Paz– no se llega muy lejos.