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El Fort Knox sudafricano

EE.UU endurece las medidas de seguridad Getty

JOHANNESBURGO -- Su sola presencia cambió las reglas del juego, al menos en lo que a la seguridad se refiere, pues la visita de EE.UU. a Ellis Park en esta ciudad, para enfrentar a Eslovenia, provocó que esta vez sí fueran estrictos los controles de seguridad y que los escaners de rayos X se utilizaran para lo que fueron creados.

Porque desde que inició el Mundial de Sudáfrica en prácticamente toda las sedes el paso por las barreras de seguridad es un simple trámite. Te piden que pases la mochila por los aparatos de rayos X, pero lo más comun es que mientras está cruzando frente a la cámara, los encargados de seguridad están platicando y no voltean a ver qué tienen en la pantalla.

Los arcos detectores de metales han sido otro gasto inútil en Sudáfrica, pues aunque al cruzar suena como trajeras encima una bomba atómica, los oficiales de seguridad te piden que sigas y en el mejor de los casos te pasan un detector de metales manual para dar una segunda revisada, pero siempre te dejan avanzar sin más trámite.

Pero la llegada de EEUU a una de las zonas de más alto riesgo en Johannesburgo provocó una movilización de seguridad diferente e incluso la llegada de la policía nacional, elementos mejor preparados que no descuidaban su puesto.

Usualmente basta con enseñar desde lejos el cartón de estacionamiento y los policías locales te abren todas las barreras. Te ceden el paso casi hasta la cancha.

Este viernes me sorprendió que al mostrar el pase de estacionamiento el policía se acercó a la ventana para preguntar por el engomado que debe entregar FIFA para cada partido.

Más adelante volvió a sorprenderme que esta vez las barreras que rodean al estadio sí estaban colocadas en su lugar.

Y lo que sí se salía de la normalidad era al llegar a los escaners y los arcos detectores de metales, pues al meter la mochila con la laptop, cámaras e infinidad de cables y adaptadores, uno de los policías de la guardia nacional se pegaba a la pantalla para revisar cuidadosamente qué había dentro de la bolsa.

En los arcos detectores de metales la revisión no era menos rigurosa e esta vez sí obligaban a sacar todo de los bolsillos hasta que no sonara.

Porque Estados Unidos no ha sido la mejor selección dentro de la cancha, pero si es la que cuenta con el mejor aparato de seguridad. Previo al arranque del Mundial fueron blanco de las amenazas de los grupos terroristas y aunque no ocurrió nada en el encuentro EE.UU.-Inglaterra, las autoridades policiales no han bajado la guardia.

Ellis Park se convirtió el viernes en una especie de Fort Knox en donde los estadounidenses depositaron sus joyas más preciadas, empezando por el diamante de la corona, Landon Donovan, el jugador que es capaz de cambiar la historia de un partido.

Estados Unidos estuvo abajo en la pizarra por 2-0 y parecía que Eslovenia conseguiría el primer boleto a la siguiente ronda en la Copa Mundial de Sudáfrica, pero el cuadro de las barras y las estrellas revivió de la mano de Donovan, quien acercó en la pizarra cuando su equipo ya parecía derrotado.

Donovan se escapó por la derecha, entró al área y sacó un disparo tan potente que el portero esloveno Samir Handanovic ni siquiera intentó meter las manos y apenas alcanzó a quitar la cara, o habría recibido una violenta rasurada.

El espíritu de Donovan levantó a su equipo y los enfiló al empate y quizá debería haber sido a la victoria, de no ser porque el árbitro les anuló de forma injustificada un gol legítimo.

Al final Estados Unidos rescató el empate y sigue en la pelea y ahora el operativo 'Fort Knox' se trasladará a el 23 de junio cuando se enfrenten a Argelia en el Loftus Versfeld Stadium, de Pretoria y que se antoja será otra alerta roja por el choque entre religiones y puntos de vista tan distanciados.