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El amable Polokwane

Polokwane mostró su mejor cara Enrique Vega

JOHANNESBURGO -- En apenas 24 horas la selección mexicana dejó atrás Polokwane, pero esta pequeña ciudad ubicada al norte de Sudáfrica dejará muchos gratos recuerdos en los visitantes que ahí estuvimos, por su hospitalidad, por su hermoso estadio y por su temperatura que los periódicos reportan llegó a estar a menos 10 grados centígrados la noche del jueves.

El miércoles al abandonar el centro de prensa, Polokwane no ofrecía un rostro muy amable, la noche era increíblemente oscura. Y fueron momentos de tensión recorrer las solitarias calles buscando el Yellowstone Luxury, que por fuera era una casa tipo zona residencial de Cuernavaca.

Por dentro el hotel era un sitio decorado con motivos africanos de apenas 12 habitaciones, y la número 8 reservada a mi nombre ya estaba ocupada. El hombre de seguridad no comprendía cómo era posible que estuviera hablando con Enrique Vega, porque Enrique Vega ya había tomado la habitación.

Ante la duda llamó al propietario del hotel, quien explicó que un mexicano llegó temprano, mintió diciendo que era Enrique Vega y le dieron mi habitación. "Es un gran error, pero para poder reparar esta falla le ofrezco la suite Queen of Sheba". Por cierto, al otro mexicano me lo tope en el desayuno, como de unos 50 años, mandando mails desde su Mac, con aliento alcohólico y eso que todavía no se jugaba el partido. No valía la pena ni reclamarle.

La amabilidad abrumaba. Despertó a la cocinera y me ofrecieron la mejor cena desde que llegué a Sudáfrica, muy lejana a la de cualquier hotel. Una crema de papa, una ensalada de verduras en vinagre, zanahorias cocidas y pimientos picados. Y como plato fuerte un pollo en una salsa blanca con un sabor de especias fuertes, con mucha pimienta, acompañado de papas en gajos, y lo que aquí llaman zanahoria dulce, que en realidad que es un tubérculo naranja muy rico. Incluso hubo postre, un pay de limón.

Para el jueves, día del partido, sí tenía una reservación en un hotel autorizado por ESPN, con un pequeño detalle, que al buscarlo resultó que estaba a casi tres horas de Polokwane, por lo cual había que encontrar otra opción mas cercana al estadio. Pero el Yellowstone Luxury ya estaba a su máxima capacidad.

Cual sería mi sorpresa que los propietarios del hotel Johan Groenewald y Albert Roux me ofrecieron una alternativa: Instalarme junto con mis dos compañeros reporteros mexicanos en la sala de su casa. Nos ofrecieron poner las camas, con baño independiente: "Y les dejamos el refrigerador para que coman lo que quieran cuando lleguen del estadio".

Increíble la amabilidad que puedes encontrar tan lejos de casa. Y más cuando en la mañana llegabas al comedor para encontrarte con Sarah, la cocinera, una enorme mujer negra que con una gran sonrisa te decía "bienvenido a casa".

Sin duda que lo mejor de Polokwane en lo deportivo fue el triunfo de México, pero de eso ya mucho se ha escrito y es justo recordar un pueblo de apenas 50,000 habitantes que son capaces de invitarte a su casa para hacerte sentirte cómodo en la noche que de acuerdo a los reportes de prensa local, se rompieron los récords de frío en el invierno sudafricano.


CONEJOS EN JOHANNESBURGO

Polokwane quedó atrás y de regreso en la urbana Johannesburgo aparecieron las sorpresas en la enorme sala de prensa junto a Soccer City, pues este sábado ya no estaban los policía municipales que te permitían accesar sin ningunaa revisión.

En su lugar llegaron decenas de elementos de la Policía Nacional, algo así como una fuerza de elite que cubre el país en donde la mayoría de sus elementos son rubios y pasan de 1.75 metros.

Llegar a la zona de trabajo ya no es tan sencillo como sonreir y decir: "Hello bafana bafana". Ahora sí hay que mostrar que tienes en la mochila, enseñar la acreditación y no sonreir demasiado para no parecer sospechoso.

Adentro de la sala de prensa también hay nuevos rondines que inquietaban, pero la presencia de esta nueva policía obedece a dos motivos.

La primera, que los policías municipales realizan un paro exigiendo un aumento de salario o de lo contrario amenazan con boicotear el mundial, y eso es algo que el gobierno sudafricano no permitirá.

Y el motivo de los rondines internos es porque el viernes se robaron la primera lap top dentro de la sala de prensa, al sacarla de uno de los lockers, le cortaron el candado y se la llevaron con todo el equipo.

Así que ya no hay sitio seguro en Sudáfrica, pero bueno... tampoco es para alarmarse, al menos hasta hoy.