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La bomba... yucateca

Ni humo ni caos ni explosión Enrique Vega

JOHANNESBURGO -- Tanta información sin duda genera desinformación como ocurrió este domingo en Soccer City, luego de que se escuchó una explosión que de inmediato quisieron asociar a un atentado contra la Copa Mundial. ¡Vaya forma de desinformar de algunos!

Para algunos 'enviados' la tentación de soltar primero un rumor de esta magnitud es mayor que cualquier ética de checar dos veces. "Explosión en Soccer City", era lo menos que podía verse en Twitter.

"Pánico en Johannesburgo", dijeron otros medios.

En México dirían: "Por qué tanto brinco estando el suelo tan parejo".

Porque lo que se oyó fue simplemente una explosión programada en una mina cercana. Fue simplemente una prueba en la fábrica Maxam, ubicada en el barrio de Roodepoort, en donde se checa el material que será utilizado en la industria minera y en las canteras.

La realidad es que Soccer City se encuentra en la zona de Crown Mines, una de las minas de oro más antiguas de Sudáfrica. Es tan vieja que frente a todo Soccer City se aprecian unas montañas piramidales enormes, como de 500 metros de largo.

Su formación llama la atención por lo recto de sus líneas y es que son montículos que han ido formando a lo largo de los años, depositando ahí toda la arena que se retira del subsuelo sudafricano y que tampoco sirve para hacer los mosaicos para el piso, una de las industrias más prominentes en el país.

Así que esas gigantescas pirámides no son obra de egipcios que llegaron a conquistar la parte más baja del contintente. Tampoco son obra de extraterrestres que construyeron enormes pistas de aterrizaje para regresar a conquistar la tierra.

No. Las pirámides frente a Soccer City no esconden historias fantásticas. Tampoco las explosiones cercanas, aunque haya varios que piensen que vendiendo mentiras se puede tener la mejor cobertura del Mundial.

"Si pasara algo nosotros seríamos los primeros en saberlo", me comenta con calma la capitana Wolfaartd de la policía nacional sudafricana, una mujer de 1.70 de estatura, cabello rubio, ojos verdes, que lucía tranquila, serena mientras realizó un par de llamadas a su base para confirmar que todo había sido un rumor infundado.


UN GALLEGO EN SUDAFRICA

Después de dos semanas en Johannesburgo finalmente se empieza a agarrar el ritmo y se agradece cualquier momento amable para iniciar el día.

Así que viajar con dos compañeros de EFE al entrenamiento de México siempre será grato, sobre todo cuando José Antonio le dice a su fotógrafo Emilio: "Macho te voy a contar un chiste de gallegos". Y Emilio responde con rostro serio que él es gallego.

"Vale, entonces te lo cuento dos veces", responde José Antonio.

Las anécdotas diarias son interminables. Reporteros que han sido detenidos por la policía por manejar a exceso de velocidad, otros que se han enfermado por excederse en las comidas africanas, y unos más que ya quieren regresar a sus lugares de origen abrumados por la nostalgia.

Por donde se vea, la cobertura de una Copa Mundial es una experiencia inigualable en donde coinciden culturas, religiones y también estupideces.

Y hasta ahora una de las mejores la escuché de un reportero mexicano viendo a dos mujeres vestidas con burka, la tradicional vestimenta musulmana, quien dijo: "Y pensar que abajo de todo eso no traen nada".