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Pequeña teoría sobre Guille y compañía

"Guille se queda... ¿yyyyy? Getty

MÉXICO -- Hay personas que se identifican con los jóvenes cuando éstos van empezando. Les ven las mismas ganas, la misma iniciativa y los mismos problemas a los que ellos mismos se enfrentaron en sus inicios. Y de la empatía viene la simpatia, si uno de esos jóvenes está a su alcance, el experimentado lo guía, lo asesora y trata de enseñarle lo que le gustaría haber sabido cuando era joven.

Otras personas, en cambio, se identifican con los jóvenes cuando éstos ya van de salida. Les ven la misma frustración de no haber logrado lo que buscaron durante su carrera, comparten la misma creencia de sentirse menospreciados por sus colegas, experimentan el mismo rencor contra un sistema de trabajo que no los dejó progresar. Y entonces, como en el caso anterior, si el experimentado tiene a la mano uno de estos jóvenes no tan jóvenes, intenta cambiar su propia historia tratando de darle el reconocimiento que se merece.

Tomemos esto como una opinión personalísima: ¿Podría ser que Javier Aguirre sea del segundo tipo? Podemos revisar un poco su historia: El Vasco era un futbolista prometedor con una trayectoria destacada, con medallas de oro, un campeonato de liga y un Mundial con la posición más avanzada que ha logrado México. Su gran logro como jugador fue fichar en la liga española, en el Osasuna, de donde no terminó bien porque en un mal día se fracturó el pie y no pudo volver a jugar más... en España, pues regresó a México a retirarse con Chivas.

La historia del Aguirre jugador terminó ahí, en Chivas, con una carrera malacabada en España y el pendiente de triunfar en Europa, cosa que ha intentado lograr siempre como entrenador, llegando incluso a la selección mexicana. Y España volvió a ser su plataforma de lanzamiento, hasta que bajos resultados y problemas en el vestidor del Atlético de Madrid lo dejaron sin trabajo... Entonces le ofrecieron el Tri otra vez y lo convirtió en un equipo rescatador de viejas promesas y una estrella, a pesar de que en el papel la promueve como la selección de la "generación dorada" del campeonato Sub17 2005.

Ya hemos visto hasta el cansancio lo que ha traído tener a las viejas promesas: Guille está graduado como poste, Conejo Pérez es un portero mediano que da chispazos y Cuauhtémoc Blanco es un genio que no aguanta más de 20 minutos corriendo en la cancha y ninguno de los tres tienen equipo actualmente. Mientras tanto la "generación dorada", incluyendo medio plantel de Chivas, está sentada en la banca, tiene pocas esperanzas de destacar y se convierte en una bomba de tiempo que le puede tronar a Aguirre en el vestidor.

A veces, muy a veces, Aguirre da oportunidad a los jóvenes y esto suele dar buenos resultados. Ahí está el marcador en el amistoso contra Italia y la eliminación contra Francia (concediendo que Francia está en su peor momento pero reconociendo que el planteamiento mexicano fue más que eficiente). Pero llega un juego importante, como el decisivo para amarrar el primer lugar en una clasificación a octavos en un mundial...¿y qué hace Aguirre? Llama a la nostalgia.

Me imagino a Aguirre pensando "pobre de mi Cuauh, es tan bueno, merece ser capitán... ¡Ya sé! Lo pondré de inicio y le daré el gafete, se lo merece". O qué tal "el Guille es un goleador natural, es una injusticia que no tengo equipo, pero yo haré que todos lo vean como yo lo veo, el Chcharito que se espere". O incluso "ese Conejo es un porterazo y sabe mucho, a Memo y a Michel les faltan aaaaaños para saber lo que él sabe, sí ya sé que Jaguares chafeaba mucho pero eso fue un hecho meramente circunstancial, aquí sí luce, me cae"...

Poco importa que Cuauhtémoc Blanco le guste la pachanga y no mantenga condición, pues a ojos del Vasco eso no le quita genialidad. Tampoco es bastante que el Conejo Pérez declare que le duele que lo consideren viejo para una Copa del Mundo, los años de experiencia sólo se consiguen jugando. Mucho menos es cosa de preocuparse que Guille Franco llore y maldiga a su suerte y no a su evidente falta de talento al fallar balones que hasta mi vecino de la liga infantil de la Del Valle metería con los ojos cerrados, tampoco que declare que le tiene miedo a Messi y que sólo podría pararlo "pegándole un tiro" (¿y a tí como te detenemos, Guille?). Nada de eso parece valer para Aguirre más que el sentido de justicia: dar a cada quien lo que se merece.

Vasco: Esto es un Mundial. Esto es octavos contra Argentina. Melancolías a otro lado.