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Brasil está aquí

BUENOS AIRES -- El Mundial está en su segunda mitad. Ya hubo grandes goles, polémicas que quedaron en la historia, fracasos y revelaciones. Sin embargo, recién hoy, a 17 días de aquel partido inaugural que ahora parece muy lejano, Brasil decidió hacer su presentación en Sudáfrica.

Como se dice hasta el cansancio en este tipo de torneos, la competencia "fuerte" comienza en los octavos de final. De acuerdo o no con esa sentencia, hay algo de cierto en la afirmación. Los Seleccionados más importantes muchas veces guardan sus cartas en la etapa inicial y explotan en los choques eliminatorios. Brasil es el paradigma de esta idea.

En la primera fase, el equipo de Dunga pasó sin sobresaltos el llamado grupo de la muerte, algo que de por sí solo es un gran mérito. Pero algo no estaba bien en uno de los máximos candidatos. El nivel de juego no fue el esperado ante un rival pobrísimo como Corea del Norte y luego protagonizó un partido muy malo ante Portugal.

El buen triunfo en el segundo juego de la zona H contra Costa de Marfil –polémicas arbitrales al margen- fue la única muestra de que ése era un verdadero Seleccionado brasileño. Esa victoria le permitió dar el paso necesario hacia la próxima ronda sin tener que sufrir en el último partido, como le sucedió a Italia, Inglaterra y Alemania.

El cruce de octavos de final deparó el mismo adversario de Francia 98, aunque mejorado. Este Chile de Bielsa es muy superior a aquel de Nelson Acosta que había sido superado por amplitud por el Scratch. Algo estaba claro: para ganar sin sobresaltos, Brasil debía mejorar. Y vaya si mejoró.

Esta no es una Verdeamarelha tradicional. Sólo una de las virtudes históricas se mantiene inalterable: la contundencia. Este equipo del pragmático Dunga apoya todos sus intentos ofensivos en la tremenda potencia individual de sus hombres de ataque, porque casi no genera peligro por el juego asociado y posee la pelota muy poco tiempo. Sí, todo lo contrario de la filosofía histórica.

Kaká, Luis Fabiano y Robinho forman un tridente de lujo, que puede matar en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. De hecho, en el comienzo del encuentro frente a Chile, Brasil no encontraba la pelota y la Roja había inquietado en varias ocasiones, pero dos golpes fulminantes terminaron con las esperanzas chilenas y liquidaron el pleito a mucho antes de lo pensado.

Pese a que los tres delanteros conforman el principal arma de Brasil, la gran figura de este equipo no está en la línea ofensiva. El jugador más regular, el que más aporta tanto en defensa como en ataque es Maicon. Esta vez, abrió el camino del triunfo con un gran desborde y luego se dedicó a controlar los posibles intentos de Alexis Sánchez y Jean Beausejour.

El ingreso de Daniel Alves también fue muy importante y representa una mejora en el mediocampo con respecto a la participación de Elano. Dani se asocia muy bien con Kaká y le da oxígeno a Maicon, para que elija cuándo pasar y cuándo no.

La otra razón de la recuperación del fútbol en el Scratch tiene nombre propio: Kaká. El crack del Real Madrid volvió a sentirse importante y aunque no mostró todo su potencial, su aporte fue clave en la generación de juego y en el armado de las jugadas ofensivas que terminaron Luis Fabiano y Robinho.

Brasil se hizo esperar, pero un día hizo su aparición triunfal en la Copa del Mundo, justo cuando más hace falta empezar a ver a los grandes equipos en acción. A este Chile del gran Marcelo Bielsa le tocó ser la víctima pero debe irse con la cabeza en alta porque cumplió una muy digna tarea y perdió frente a uno de los mejores.

Ahora, el Scratch se enfrentará a Holanda, otra de las Selecciones que cambió su habitual estilo de juego por una mayor solidez defensiva. Son dos equipos similares, con grandes delanteros y una buena estructura defensiva. Aunque la historia, como siempre, juega con una camiseta amarilla.