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Acá hay un campeón

BUENOS AIRES -- Sí, la noticia del día es la clasificación de Holanda para una final de Copa del Mundo por primera vez desde 1978. Sin embargo, el eje de este blog será el equipo que perdió, como para demostrar que el resultado es sólo una más de las muchas cuestiones que tienen valor en este juego.

Uruguay es la Selección que quedará en el recuerdo después de este mediocre torneo de fútbol. Cada Mundial deja figuras, grandes equipos, decepciones, dudas y certezas. Este campeonato ha dejado más temas para criticar que para elogiar, pero ya habrá tiempo para eso. Lo importante hoy es destacar la dignidad de la Celeste, un equipo que quizás no fue el mejor pero sí será el más recordado.

El último encuentro de las Eliminatorias se disputó en el estadio Centenario, la sede de la primera final de todos los tiempos. La riquísima historia uruguaya convivía desde hacía años con la mediocridad de conjuntos que no tenían nivel como para dignificar esos logros del pasado. Este proceso no fue diferente, el equipo de Tabárez sufrió como siempre y debió jugar el repechaje ante Costa Rica.

Con un gol de Washington Sebastián Abreu, el local consiguió el empate necesario en aquella noche de Montevideo y obtuvo el deseado boleto para Sudáfrica 2010. Fue la última Selección en sacar pasaje y también será una de las últimas en dejar el continente africano. Hoy, contra todos los pronósticos, las opiniones y las inútiles casas de apuestas británicas, jugó la semifinal frente el primer clasificado a esta Copa.

Llegó de la mano del perfil subterráneo del Maestro Oscar Tabárez y debutó en el grupo de la muerte con un triste 0-0 ante Francia. Hasta el final de la primera fase sólo los tres millones de uruguayos que viven en el planeta hablaban de la Celeste. Ellos siempre confiaron en este equipo de hombres.

Los goles de Diego Forlán y Luis Suárez, sumados a la solidez defensiva ya conocida, le dieron fama al combinado que ganó la zona más complicada del torneo. El duelo de octavos de final frente a Corea del Sur no fue más fácil que las batallas de la fase inicial y recién lo liquidó gracias a uno de los mejores goles del Mundial, obra de Luis Suárez, el nuevo héroe oriental.

El choque de cuartos de final quedará en los anales como el más importante de la historia moderna del fútbol charrúa. Allí, en Johannesburgo, terminó de revivir la Celeste, cuando nadie lo esperaba y gracias a una atajada monumental de un delantero y a un penal pateado por un Loco. Sí, a lo Uruguay.

En esta emotiva semifinal, el equipo del Maestro jugó con el espíritu del cincuenta. Muy pocos de quienes vimos este partido disputado en Ciudad del Cabo podemos presumir de haber presenciado el Maracanazo. Sin embargo, no es difícil afirmar que el estilo, la forma y la garra de aquellos héroes fue la misma que la que mostraron estos 23 gladiadores hoy, sesenta años después del batacazo más impresionante de todos los tiempos.

Uruguay luchó como siempre pero también jugó como nunca en este Mundial. Le sacó la pelota a Holanda y contó con varias ocasiones de gol. Tuvo en Diego Forlán a un goleador certero y también a un líder futbolístico como pocos. Walter Gargano se adueñó de la mitad de la cancha por sobre todos los holandeses y el resto apoyó una tarea extraordinaria.

La Celeste se agranda en las difíciles. Esa frase parece un lugar común, pero hoy fue una realidad. En una instancia donde todos los demás flaquean, Uruguay hace su mejor partido del torneo. En un momento en el que cualquiera sufre, Uruguay disfruta. Por eso el milagro era posible, hasta que dos jugadas aisladas terminaron con el sueño no sólo del segundo país más pequeño de la Copa del Mundo, sino de todo un continente.

Holanda triunfó y tendrá la oportunidad de ganar un título que tiene merecido desde que le regalaron al mundo aquella inolvidable Naranja mecánica. Gracias a ese equipo maravilloso, ellos merecen dar la vuelta olímpica, como un acto de justicia histórica.

Sin embargo, nada hará olvidar al heroico y ya legendario Seleccionado uruguayo del Maestro Tabárez. Ellos le devolvieron la vida al fútbol charrúa y se convirtieron en leyenda. Ellos también son campeones.