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El corazón de África

Sudáfrica ofrece sorpresas a cada esquina y momentos inolvidables ESPNdeportes.com

JOHANNESBURGO -- Parado en medio de una oscura calle con piso de tierra, observando la noche pienso que a sólo dos calles de aquí empezó a escibirse la historia, quizá no la de todo el continente, pero sí es seguro que se trazó la nueva ruta de esta nación marcada por un antes y un después de Madiba.

Después de un mes finalmente pude conocer Soweto, el barrio marginal más representativo de Sudáfrica y fue en la noche, cuando este South Western Township es más impresionante. La visita llegó sin planearlo luego de un largo día que arrancó en Durban, que incluyó un pesado recorrido de siete horas en carretera, que se adornó con una puesta de sol en la llanura y que remató tomando una cerveza en un bar casero a dos calles de donde nació Nelson Mandela.

Después del largo viaje se antojaba descansar un poco, pero los compañeros de ESPN.com tenían planeado una cena en Soweto y como ya dije, era un lugar que tenía muchas ganas de conocer, así que no lo pense dos veces.

Soweto se encuentra en la parte sur de Johannesburgo, frente a Soccer City en donde he estado gran parte de este mes, pero siempre salí de la autopista hacia la izquierda y nunca crucé a la derecha para adentrarme en este barrio, que más bien es una ciudad histórica.

Fue aquí en donde en el 16 de junio de 1976 ocurrió el peor incidente en la historia del apartheid, cuando la policía reprimió a manifestantes que peleaban para que la educación no se impartiera únicamente en afrikáans, una lengua que la mayoría de la población no dominaba y pese a la protesta pacífica hubo un saldo de 575 muertos.

Soweto siempre se distinguió por encabezar la lucha contra el apartheid y cómo no, si de aquí surgió Madiba, quien vivió en el 8115 de Vilakazi, en la esquina con Ngakane.

Llegar a Soweto es encontrarte con la historia de este maravilloso país, y además cononocer sus sabores en el Wandie´s, un lugar típico ubicado en el corazón de esta ciudad en la cual nadie sabe cuánta gente vive, pues en el último censo de población en Sudáfrica no se pudo contar a los habitantes de este sitio.

De acuerdo al censo de 2001, en Johannesburgo y sus zonas cercanas la población ronda los siete millone de habitantes. De acuerdo con estimaciones del gobierno, dentro de Soweto podrían vivir unos cinco millones pero todo se queda en "probablemente".

Adentrarme en esta ciudad era algo esperado. Pasar por calles angostas, la mayoría sin iluminación pero eso sí con mucho tránsito y además, no importa que el barrio sea pobre, pues en la puerta de algunas casa se pueden ver los BMW.

Desde afuera es difícil descubrir en donde está el Wandie´s, pues es una casa sin anuncios, ubicada al fondo de una calle angosta. Pero adentro es un restaurant de largas mesas y al fondo aparece un bufete sudafricano que incluye platos indios, como los dumplings, el mogodu, y el ting, además de la pap y umqusho. Pero no me pregunten qué son, porque todos lucían similares, carne de cordero o de res en salsas que no pican.

La comida era buena pero lo mejor estaba por venir al abandonar el lugar, pues a mis compañeros se les ocurrió que era buen momento para buscar una cerveza. Yo pensé que iríamos hasta la seguridad del hotel en Joburg, pero fue grande mi sonrisa al descubrir que nuestro conductor platicaba con los policías pidiendo referencias de algún bar en la zona.

Y fue mayor la sorpresa cuando los policías se ofrecieron a escoltarnos, guiándonos por varias calles la mayoría sin pavimento, hasta quedar frente a una casa de rejas metálicas y decirnos que ahí era el mejor lugar.

Mientras nos bajábamos de la van los policías ya habían llamado a los dueños del New Spot, un bar que abre los fines de semana y que este jueves estaba cerrado. Pero sin pensarlo dos veces los propietarios decidieron abrir para atendernos.

El New Spot es un lugar pequeño con unas cuantas mesas y manteles rojos. Un lugar en el que nunca antes había estado un mexicano, un argentino, un inglés, dos canadienses, tres estadounidenses y sobre todo, un afrikaans.

La dueña resultó ser una mujer tan amable que lo primero que hizo, después de servirnos cervezas y poner platones con papas fritas fue sacar su teléfono celular para tomarse fotos.

En la historia del New Spot sólo había llegado un grupo de alemanes en esta misma semana, pero sólo llegaron, tomaron cerveza y se marcharon.

Esta noche la sonriente Tsipiso no podía creer que en su bar estuvieran tantos extranjeros.

"Mi nombre en zulu significa Promise, así me llamo ahora", me explicó la feliz Tsipiso mientras me explicaba que los fines de semana su lugar de apenas unos 25 metros cuadrados está a toda su capacidad.

"Tenemos lugar afuera pero todos quieren estar aquí adentro, están codo a codo", me explica y me pregunta cómo llegamos hasta su lugar en el corazón de Soweto.

La visita al New Spot no dura mucho. Si acaso en lo que se consumen las cervezas, aunque cuando apenas las habían servido se fue la luz y nunca regresó, poniéndole más emoción a la visita a Soweto.

La velada terminó con luces de emergencia y la visita a conocer su casa. Y después la siempre sonriente Promise nos acompañó hasta la camioneta en donde, por cierto, también seguían esperando los policías con su patrulla, porque, aunque a dos calles de aqui vivió Mandela, tampoco se trata de tentar a la suerte, ya que es un hecho que Soweto sigue siendo uno de los sitios más peligrosos de Sudáfrica, especialmente para turistas.

Promise nos despide en la calle de tierra, con una sonrisa que compensa la falta de luz en estas calles y confirmó que la calidad humana de esta gente nunca debió negarse simplemente por el tono de su piel.