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Hasta la vista Sudáfrica

El Soccer City fue uno de los rostros de Sudáfrica Getty

JOHANNESBURGO -- Justo cuando empezaba a comprender el trazado de esta ciudad tengo que recorrerla por última vez rumbo al Tambo, como se conoce el aeropuerto internacional de Johannesburgo, después de casi mes y medio de haber vivido una experiencia difícil de describir, dentro y sobre todo fuera de las canchas.

Porque la Copa Mundial es mucho más de lo que pasa en torno a un balón. Jabulani fue como una especie de dios en torno al cual se rindió el fútbol, pero Sudáfrica dejó al mundo una imagen muy diferente a la que habían vendido algunos medios de comunicación antes del arribo.

Sudáfrica y en especial Johannesburgo eran catalogados de alto riesgo, por ello algunas empresas prohibieron a sus empleados rentar autos y moverse por su cuenta, pues los riesgos eran elevados.

Y sí, al cerrar el Mundial se puede hablar de muchos robos, incluyendo algunos mexicanos y lo más lamentable es que fue dentro de la sala de prensa de Soccer City en donde les robaron el equipo fotográfico.

A muchos otros les abrieron el auto o les forzaron los candados de los lockers. Pero sin duda que los temas más extraños ocurrieron dentro de la cancha, con algunos fotógrafos que instalaban su equipo y después iban hacia el centro del campo para hacer la foto de los equipos, pero cuando regresaban a su lugar ya les habían robado las laptops o cámaras... y por mucho que se acuse a Sudáfrica, no era su gente la que estaba en la cancha.

Desafortunadamente en este mes se quedaron tantas cosas pendientes por escribir, pues los traslados de un lado a otro no siempre eran rápidos y cuando llegabas de una ciudad a otra, o del estadio al hotel, ya tenías mil cosas que hacer que no daba tiempo para poner los temas que algunos consideran triviales y que yo creo firmemente que sin ellos no existiría un Mundial.

Porque Sudáfrica 2010 no podría haber sido lo que fue sin sus raíces y sin Nelson Mandela.

Sudáfrica no podría haber sido si el preso número 46664 de Robben Island no lo hubiera soñado en esa celda de dos metros cuadrados, mientras se repetía mil veces que algún día abandonaría Esquithini, como definen los xhosa, la tribu de Madiba, este sitio de castigo ubicado en Ciudad del Cabo.

En esa prisión Mandela soñó con ver una África unida, soñó con repetir la hazaña de Autshumao, recluído en Esquithini por los holandeses y que logró escapar en 1638 en un bote de remos, como relató el propio Madiba en una de sus cartas.

Aquí pensó que un día el deporte podría ayudarle a tener una nación arcoiris, en donde convivieran las diferentes razas. La primera parte la consiguió, logró unir a todo el mundo en torno a Sudáfrica, pero internamente su país sigue dividido, ya no por sus leyes, pero sí por su herencia, por sus tradiciones y sus costumbres.

Pero Madiba cumplió su sueño de mostrar al Mundo un Sudáfrica diferente y que no podría haber sido lo mismo sin Soweto, el barrio marginal más conocido quizá del mundo y que se convirtió en una especie de paseo turístico y, hasta donde yo sé, nadie fue asaltado en esta zona de alto riesgo.

Sudáfrica 2010 no habría podido existir sin el calor de sus pobladores, que son capaces de ofrecerte su casa para alojarte y te abren sus cocinas para que pruebes sus alimentos.

Porque esta Copa Mundial no habría podido ser sin sus estadios. Escenarios modernos e impresionantes que tuvieron excelentes entradas y que ahora, más de uno está en duda sobre qué uso se le dará en el futuro.

Tampoco podría haber existido esta Copa Mundial sin su hotelería, con cobros excesivos, pero simplemente fue la ley de oferta y demanda. Demasiada gente llegando a Sudáfrica y siempre había alguien dispuesto a pagar más por la misma habitación.

Sudáfrica también ofreció una infraestructura carretera contrastante, pues por un lado tenía autopistas de seis carriles, y después se convertían en brechas en donde una noche oscura podías encontrar un autobús atravesado y el conductor advirtiéndote que no siguieras de frente porque gente de algún barrio marginal estaba lanzando piedras a los autos y prendiéndoles fuego.

Porque tampoco se puede negar que en este país existen contrastes bizarros. Pues en sus calles ví a los autos más caros del mundo y a unos kilómetros encontrarás los barrios marginales más impresionantes con miles de personas viviendo en construcciones abandonadas, entre cerros de basura, o un poco más en la orilla de Joburg encontrarás "townships" en donde cada casa de cartón ocupa dos metros cuadrados y en las noches verás a los habitantes sentados frente a fogatas buscando calentarse.

Y esas fogatas es algo que tampoco se puede olvidar pues debido a esas quemas y a los interminables incendios de los pastizales, que me tocó ver todos los días, Johannesburgo se ha convertido en uno de los sitios con mayores índices de contaminación. De hecho al llegar el 6 de junio fue lo que más me llamó la atención a lo lejos, pues la ciudad se veía cubierta por una enorme nube café de contaminación.

Sí, ya sé no he hablado de fútbol y no es descuido. Ya hablé en su momento del triunfo de España, de la alegría de ver a Uruguay poner en alto el continente, pero sobre todo, ya dije cómo cambió la Copa cuando terminó la esperanza de ver a un Tri que tenía la calidad para poder vencer a cada uno de sus rivales, pero no tenía la confianza para obtener el triunfo.

Las primeras semanas fueron de seguir día a día el equipo de Javier Aguirre, de ir diario a ver los ridículos 15 minutos de calentamiento y de intentar descubrir el hilo negro, pero la realidad es que el Vasco se casó con sus ideas, inventó alineaciones que sólo la mente de Mario Carrillo pensó que podrían funcionar y al final la historia fue la misma, perdieron jugando mejor que el rival y terminaron con la esperanzas de todo, pero prometen que ya están trabajando para que en Brasil 2014 México sí alcance el quinto partido... La verdad ya no les creo.