BRISTOL -- El sorteo para el Mundial de España en 1982 se realizó en el Palacio de Congresos de Madrid el 16 de enero de ese año. Su complejo formato y raros hechos lo marcaron como el más oscuro y menos íntegro de la historia. "Una vergüenza a gran escala" lo llamó Stuart Jones en The Times.
Los niños del Colegio de San Ildefonso fueron los encargados de mostrar los nombres extraídos de los bombos mecánicos, típicos de lotería. "Excesivos aparatos para tan poca cosa" rescataba El Mundo Deportivo. En algunos momentos del sorteo, estos bombos se estancaban llegando incluso a romper algunas de las bolas cuando algunas aún estaban dentro del recipiente obligando a su extracción manual.
La lentitud del desarrollo el sorteo generó posteriores suspicacias. Sepp Blatter, entonces Secretario General de la FIFA, tardaba muchos minutos en anunciar los nombres lo que hacía pensar que en el camino se corregían errores del azar. El chico Juan Centos Cuemada, entonces de 11 años, fue el responsable de sonrojar a FIFA, sacando el nombre de Escocia para el partido inaugural. Los organizadores se percataron del error. Chile y Perú permanecían dentro de un bolillero que no les correspondía.
El Comité Organizador de FIFA acordó para ese sorteo, como única condicionante del escueto formato, que los países sudamericanos por su proximidad geográfica, no podían conformar los mismos grupos que Argentina o Brasil que eran cabezas de serie. Estos equipos fueron designados como tal sólo 24 horas antes del sorteo y distribuidos en los distintos grupos. España, como sede, y los campeones mundiales clasificados: Argentina, Brasil, Alemania, Italia e Inglaterra.
La designación de los ingleses como cabeza de serie provocó molestias, particularmente de belgas y franceses por considerar que en la elección prevalecía otro interés mayor al deportivo. Inglaterra había sido superada por Hungría en su grupo de clasificación. Louis Wouters, presidente de la Federación de Bélgica declaró entonces en The Times: "Hay una hipocresía evidente. Desde 1966, Inglaterra no ha hecho nada". Joao Havelange, a su llegada a Madrid pronunció esta lamentable declaración: "El sorteo de un Mundial siempre está estructurado porque no podemos ignorar que en el Mundial hay importantes intereses económicos".
La discusión de los cabezas de serie y la separación geográfica de los países, fueron los grandes legados de ese sorteo. El primero en estructurar pero "no manipular", como diría posteriormente Havelange, la distribución de los países en función de un sentido deportivo y comercial que beneficiara a la organización y mantuviera controlado el desarrollo deportivo.
Hasta ese Mundial de España, los equipos eran colocados en bombos "geográficos" que algunas veces, como en México 1970 fueron operados para evitar choques entre ciertos cabezas de serie en cuartos de final. Era el primer Mundial que superaba la histórica cifra de 16 naciones por lo que había un mayor margen para la disparidad. El sorteo "dirigido", como lo llamó Hermann Neuberger presidente del Comité Organizador de la Copa del Mundo FIFA 1982, evitaba comprometer la calidad del torneo.
Un día antes de ese sorteo en Madrid, la organización realizó un simulacro que dejó en un mismo grupo a Brasil, Inglaterra, Argentina y Chile, tres de los cuatro habían sido campeones del mundo. El grupo IV de ese simulacro, con sede en Bilbao y Valladolid, dejaba a Perú, Austria, Argelia y El Salvador. Un grupo "sin interés alguno" como lo llamó Neuberger.
La suspicacia alrededor de un acto de "fortuna" dirigido por FIFA, es inevitable. Del sorteo en España 1982 quedaron malos recuerdos, aunque peores fueron los manoseos durante el torneo.