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Sudámerica unida y victoriosa

BUENOS AIRES -- "...Lo que brilla con luz propia, nadie lo puede apagar..." El trovador cubano Pablo Milanés logró resumir los deseos, las virtudes y los defectos de un pueblo en unas cuantas estrofas que forman un himno en Latinoamérica. Esta "Canción para la unidad latinoamericana" se canta en todo un continente que supo y sabe vivir entre la felicidad y la tristeza.

El mayor divertimento de ese pueblo es el fútbol y el más importante torneo futbolístico del planeta es el único acontecimiento que paraliza a cada nación, a cada ciudad, a cada poblado, a cada aldea. Por eso, esa unidad latinoamericana de la que habla Milanés hoy está en boca del mundo, aunque desde otra perspectiva, menos significativa pero igual de sólida.

El comienzo del Mundial de Sudáfrica 2010 ha sido el mejor de todos los tiempos para los Seleccionados sudamericanos. Los números no mienten: diez partidos jugados, ocho ganados, dos empatados, sin derrotas y con 19 goles a favor y sólo tres en contra. Un 87 por ciento de efectividad para los cinco equipos que representan a la Conmebol.

Nunca en los ochenta años de historia mundialista se dio algo ni siquiera parecido en las primeras dos jornadas. Además, el dato es aún más relevante si se tiene en cuenta que hasta 1998 sólo dos, tres o a lo sumo cuatro equipos de esta región participaban del torneo.

En cuatro campeonatos no se habían registrado caídas tras los primeros dos encuentros de cada combinado nacional. En 1978, 1970 -era el mejor hasta hoy, con cinco triunfos y un empate-, 1954 y 1938 también esta Confederación estaba invicta, aunque sólo participaban en esos certámenes dos o tres Selecciones de la región.

En Sudáfrica, la alegría es sólo sudamericana. Mientras el resto de las regiones se debate entre derrotas, desilusiones y problemas internos, el fútbol del sur del mundo brilla como nunca gracias a su talento, sólo a su talento.

Argentina y Brasil lideran esta especie de revolución latinoamericana que apuntalan con firmeza Chile, Paraguay y Uruguay. Las frías cifras son elocuentes, pero lo más importante de todo esto no son los resultados, sino el nivel de juego que están mostrando nuestros equipos.

Los dos grandes candidatos a alcanzar la gran final que se jugará en el estadio Soccer City son el equipo de Messi y el de Kaká. La Albiceleste hace gala de un maravilloso juego de ataque, con una delantera que el mundo envidia. El Balón de oro, Carlos Tevez y Gonzalo Higuaín conforman el gran arma del conjunto de Diego Maradona, que está ante su gran oportunidad de volver a la gloria.

El Scratch, por su parte, vive entre la solidez defensiva y la contundencia, siempre adornada por el lujo implícito de la Verdeamarelha. Tras un comienzo dubitativo contra Corea del Norte, volvió a la normalidad frente a la difícil Costa de Marfil y casi se aseguró el primer puesto en el grupo de la muerte.

La Roja de Marcelo Bielsa ganó un duelo mundialista después de 48 años y también está en el primer lugar de su zona, gracias a su tremenda vocación ofensiva. Con un empate contra España se clasificará en ese sitio y evitará a Brasil en octavos de final.

Paraguay obtuvo un gran empate ante Italia y luego le ganó a Eslovaquia, por lo que será el líder del grupo F si derrota a Nueva Zelanda, algo por demás factible.

Por último, Uruguay. La Celeste igualó con Francia y luego consiguió una gran goleada sobre el anfitrión, con una extraordinaria actuación de Diego Forlán. Si saca un punto frente a México se clasificará en primer lugar y jugará frente a Nigeria, Corea del Sur o Grecia en la siguiente fase. Un panorama muy favorable para soñar con llegar bien lejos.

"...Su brillo puede alcanzar la oscuridad de otras cosas..." Sí, como reza el poema de Milanés, el talento sudamericano está iluminando esta triste Copa del Mundo. Confiemos, el triunfo la unidad latinoamericana puede comenzar en un estadio africano.