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El esquema táctico más utilizado

JOHANNESBURGO - Llegó a Sudáfrica para imponerse como el esquema que calzó a las mejores selecciones.

El Mundial del 2010 elevó a su máxima expresión el valor del equipo. Ningún talento individual salvó, aún en su mejor momento, la estructura sólida de un colectivo dinámico.

Lionel Messi, Kaká, Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney y Samuel Eto'o se fueron sin hacer verano en sus selecciones en tanto que la permanencia de David Villa, Wesley Sneijder, Lucas Podolski y Diego Forlán, independiente del orden final, resultó exitosa gracias al conjunto que les acompaña.

De las cuatros selecciones que quedaron en carrera por el título del Mundial Sudafricano, tres comparten la partitura del 4-2-3-1.

La misma que marcó el compás de los últimos finalistas de la Liga de Campeones de Europa: el Inter y el Bayern Múnich, la que con adaptaciones interpretan el Barcelona y el Manchester United y en breve ensayará el Real Madrid.

La premisa del 4-2-3-1 consiste en controlar la mitad de la cancha con un buen número de hombres para evitar la improvisación.

Así las cosas, la línea defensiva de cuatro recibirá el apoyo de de dos complementos pocos metros adelante. Y en el ataque, como mínimo, habrá cuatro jugadores con depuradas características técnicas, buen despliegue físico y mucha ambición goleadora.

El 4-2-3-1 aumenta la importancia del centrocampista defensivo, conocido en algunos lugares como 'el seis' y en otros como 'pivote', hasta el punto de que resta protagonismo al 'diez' o los medias puntas de un tradicional 4-4-2.

Con dos 'pivotes defensivos', de buen manejo del balón, el avance del rival muere en sus pies y nace de inmediato la réplica sin necesidad de cumplir el trámite burocrático de antaño de pasar el balón primero por las botas del creativo.

Mark Van Bommel y Nigel De Jong son los recuperadores en Holanda, Xabi Alonso y Sergio Busquets en España, Bastian Schweinsteiger y Sami Khedira en Alemania.

Para tener una noción exacta de la importancia de ellos, en un potente remate desde la mitad de la cancha de Schweinsteiger nació el sábado la jugada que Müller aprovechó en rebote del portero uruguayo para fijar el primer gol. Y en un cabezazo de Khedira, Alemania sella el 2-3 y su tercer puesto en el Mundial.

Vale recordar que buenas tácticas necesitan de hombres afinados o, simplemente, con el instrumento correcto. Razones que pueden explicar la mal suerte de otros recuperadores importantes.

Que lo digan Daniele De Rossi y Riccardo Montolivo en Italia; Gilberto Silva y Felipe Melo en Brasil; así como Sebastián Verón, hasta que Diego Maradona lo sentó en el banco, y dejó solo en la cancha a Javier Mascherano en Argentina.

A esas premisas se suman al calor del encuentro laterales que se proyectan, extremos que engañan al rival moviéndose con perfiles opuestos, un 'diez' omnipresente con menos camino para recorrer y muchos más resultados para ofrecer, y un 'nueve' móvil de gran estado físico y agilidad para el desmarque que se posiciona a espalda de la portería y al que todos sus compañeros arropan.

Muy diferente a aquél 'Llanero solitario' que transforman los esquemas defensivos diseñados para robar un puntito en cancha ajena.

El dibujo de Holanda tiene a Arjen Robben por el carril derecho, en el opuesto a Dirk Kuyt y al centro al conductor Wesley Sneijder. Adelante se mueve Robin Van Persie que, como el español Fernando Torres, pasó en blanco pero siguió ahí, para meter susto al rival.

Delante de Xabi Alonso y Sergio Busquets se mueven en constante rotación de derecha al centro Xavi Hernández, Andrés Iniesta del centro a la derecha, y David Villa sobre la izquierda, aunque suele comenzar con el perfil opuesto.

El tridente ofensivo básico de Alemania tiene en la derecha a Müller, por la izquierda a Lucas Podolski y en el centro a Mesut Oezil a poca distancia de Miroslav Klose.

"Todos los equipos tienen un concepto defensivo sólido, están bien organizados y juegan de forma compacta", manifestó Holger Osieck, uno de los dieciséis miembros del Grupo de Estudio Técnico (TSG) de la FIFA, cuyas recomendaciones sirven a la entidad para evaluar posibles cambios en el reglamento.

Para Osieck, quien fue ayudante de Franz Beckenbauer en la comisión técnica de la selección de Alemania que conquistó el Mundial de 1990, las selecciones debieron sortear, con mayor y menor éxito a través del Mundial sudafricano el buen trabajo defensivo de sus rivales, lo que posiblemente explica el bajo número de goles en las primeras jornadas y en la de la final.

Todas tuvieron dificultades para generar goles, excepto España, Holanda y Alemania, las que juegan con la partitura del 4-2-3-1.