Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 7y

De Munich a Medellín, los sueños rotos del futbol

BARCELONA -- El accidente que segó los sueños futbolísticos del Chapecoense, cuando el avión que transportaba a la expedición del equipo brasileño estaba ya a apenas 20 millas del aeropuerto de Medellín, devolvió al plano la tragedia que en Múnich sufrió el Manchester United.

La leyenda que ya acompañaba a los ‘Diablos Rojos’ aquella fría mañana de febrero de 1958 era infinitamente mayor que la historia que aún empezaba a escribir el ‘Huracán del Oeste’, puesto que acumulando ya cinco títulos de Liga, los ingleses, campeones en aquel momento de su país, estaban llamados a escribir un capítulo muy personal en el futbol mundial…

Pero la similitud, trágica, se escribe en que la práctica totalidad de una plantilla campeona desapareció hace cerca de 59 años como lo ha hecho otra plantilla dispuesta a empezar a escribir su leyenda, que alcanzaba la primera final de su historia y que con su modestia se había convertido en referencia y orgullo de los 200 mil habitantes de la ciudad de Chapecó, al sur de Brasil.

La ciudad verde llora por sus deportistas y asolada por un dolor que ha provocado la solidaridad inmediata de todo el país, por cuando el Chapecoense, fundado en 1973, es un club que despierta una extraña simpatía en todo el país, puesto que alejado de los grandes centros del futbol brasileño, no se le conoce ninguna gran rivalidad que despierte animadversión.

Tal es así, que Corinthians, Santos, Sao Paulo, Palmeiras, Portuguesa y Coritiba han publicado una nota conjunta oficial anunciando que ayudarán a la reconstrucción deportiva del Chapecoense, cediéndole jugadores e instando a la CBF para que el club no pueda ser descendido en las tres próximas ediciones del Brasileirao.

“Era un equipo modesto, pero al que se le adivinaba futuro, tanto por sus futbolistas como por su carácter alegre, que remite al futbol brasileño de antaño”, apuntó este martes Joaquim Piera, periodista español afincado en Sao Paulo y que poniendo en el plano al Gran Torino de 1949, por el hecho que aquel luctuoso suceso motivó que los demás clubs italianos le cedieran jugadores, coincide en la comparación luctuosa con el Manchester United.

El United regresaba a casa tras un partido de Copa de Europa en Belgrado y había hecho escala en Munich mientras que el Chapecoense hizo escala en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, en su camino a Medellín.

Ruschel, Neto y el portero Jackson, (a quien se le debió amputar una pierna) fueron los tres únicos futbolistas del ‘Chapeco’ supervivientes, dejándose la vida los 19 restantes, liderados por su capitán Cléber Santana, futbolista recordado por su paso por Atlético de Madrid y Mallorca, y el entrenador Caio Junior, que a sus 51 años estaba considerado entre los técnicos de moda en el fútbol brasileño.

Nueve jugadores del Manchester United (Johnny Berry, Jackie Blanchflower, Dennis Viollet, Ray Wood, Bobby Charlton, Bill Foulkes, Harry Gregg, Ken Morgans y Albert Scanlon) se salvaron en el desastre de Múnich, que se cobró la vida de, entre otros, un joven Duncan Edwards a quien la crítica consideraba como uno de los futbolistas con mejor futuro en Gran Bretaña en aquella época.

Los ‘Diablos Rojos’ suspiraban por conducir un éxito que ya disfrutaban hacia lo más alto y sus sueños se rompieron de cuajo en un mal despegue desde el aeropuerto de Múnich ese seis de febrero de 1958.

Este 29 de noviembre de 2016, un año después de ser eliminado por River Plate en los cuartos de final, el ‘Huracán del Oeste’ acudía a Medellín a cruzarse con un Atlético Nacional cuya reacción ante la tragedia no pudo ser más elogiable: solicitar a la Conmebol que proclame campeón al ‘Chapeco’ de esta Copa Sudamericana que significaba su presentación en el Contintente.

Al Manchester United le ocupó siete años volver a ganar la Liga en Inglaterra y diez proclamarse campeón de Europa, bajo el liderazgo de Bobby Charlton, superviviente en Múnich, y con un equipo que se mantiene en la leyenda del fútbol británico.

El Chapecoense, que en 2009 jugaba en la cuarta división brasileña, ascendió a la máxima categoría en 2014 y su crecimiento se adivinaba aún imparable.

Al Chapeco, en el momento de máximo dolor, le tocará en breve empezar a pensar en su futuro deportivo. Golpeado por la tragedia pero apoyado por el alma de todo el fútbol brasileño, con los ocho futbolistas que no se subieron al avión y que deberán, de alguna manera, dirigir ese renacimiento.

Brasil está a su lado. De hecho, el deporte de todo el mundo le acompaña en el sentimiento y le ofrece una simpatía que sin ser de ninguna ayuda real, sí demuestra esos valores tan necesarios.

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