Fútbol Americano
Gonzalo Aguirregomezcorta | ESPN Digital 7y

Hoy cumple años Mágico González, el bohemio que conquistó Cádiz

Si naciste el 13 de marzo, llegaste al mundo el mismo día que uno de uno de los artistas del balón menos reconocidos y más adorados de la historia del balompié.

El grado de mago no se consigue de manera gratuita y la capacidad de meterse a toda una afición en el bolsillo tampoco. El que una leyenda como Diego Armando Maradona reconozca a un futbolista como uno de los mejores jugadores que haya visto jugar en su vida es algo mágico, Mágico González, Jorge, el mago de El Salvador. El héroe centroamericano y gaditano. Un bohemio del fútbol.

Dicen de él que si hubiera nacido en Argentina o Brasil, hubiera estado considerado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, a la altura de Pelé y el propio Maradona. Lo era. Cuentan también que si no le hubieran tenido que despertar en varias ocasiones para disputar partidos de liga porque se había quedado dormido tras salir la noche anterior, Mágico hubiera sido mucho mejor jugador, más reconocido, más deseado.

Le gustaba demasiado dormir la mañana y vivir la noche, e incluso cuando el F.C. Barcelona le probó durante un verano en Estados Unidos para hacerse con sus servicios, decidieron no apostar por él por su actitud fuera de los rectángulos de juego. La decisión fue de César Luis Menotti, e incluso las combinaciones con El Pelusa, quien por aquel entonces vestía de azulgrana, no fueron suficientes para que el salvadoreño recalara en el Barça.

Su personalidad fue la de un tipo humilde cuyo concepto de futbol como diversión nunca concordó con el aspecto más serio de este deporte. González pudo jugar en cualquiera de los mejores clubes del mundo, pero prefirió hacerlo en Cádiz, una ciudad tan humilde como él, tan encantadora como su personalidad bondadosa, siempre estuvo predispuesto a repartir más que a recibir. El binomio de la ‘Tacita de Plata’ y Mágico González estuvo destinado a concordar de manera natural. Sus calles, sus gentes, sus playas, su alegría y ese pequeño refugio en el que el salvadoreño se sintió protegido, y por encima de todo, libre.

Tras recalar en el conjunto amarillo en 1982, Mágico impuso su estilo de vida de manera natural y aunque no fue aceptado en toda su extensión, sí pudo compaginar sus preferencias lejos del pasto con las prioridades de los directivos y cuerpos técnicos. Su talento era tal que incluso después de no dormir en toda la noche anterior, el delantero era capaz de marcar un hat-trick y luego celebrarlo en los bares de las sinuosas calles del centro histórico de Cádiz. Ningún otro equipo más que el gaditano o quizás el Nápoles hubieran permitido un estilo tan peculiar, porque cuando Mágico no estaba contento, su fútbol se entristecía, y sólo brilló en (casi) todo su esplendor cuando se le dejaba vivir en paz, a su manera.

Tanto el club como el jugador no encontraron el balance y, tras varias indisciplinas, partió al Real Valladolid en 1985. Mágico no despuntó y acabó regresando a Cádiz. Ambas partes del binomio se echaban de menos. La gente le adoraba y todavía le adora porque no hay ningún futbolista que haya conquistado los corazones de los gaditanos como lo hizo el centroamericano. A Mágico se le perdonó todo, se le respetó y se le entendió como lo que es. Todavía hoy se habla de él como una leyenda, con el orgullo de haber contado con uno de los jugadores imprescindibles de la historia.

Cuando regresó tras su corto periplo en Valladolid, sus jugadas volvieron a maravillar. Su maradoniano gol contra el Valencia después de agarrar el balón más atrás de la línea del centro del campo, de driblar con una velocidad punta imparable a tres jugadores valencianistas y picar la bola antes de pestañear para encajar el esférico en la red de vaselina. Aquello era magia. Su culebra macheteada a defensas como las del Real Madrid, sus goles ante el F.C. Barcelona, su elasticidad, manejo del balón y descaro centroamericano. Esas filigranas de las que el propio Cristiano Ronaldo o Messi sentirían envidia, reversos, cambios de ritmo, asistencias, caños, quiebros, su gol de tacón que nunca entró, potencia en el disparo, controles, juego de piernas... Ver las imágenes de Mágico en acción es una maravilla.

Hoy Mágico González cumple 58 años de edad. Según explicó en el reportaje de ESPN Destino Fútbol, el astro centroamericano no se arrepiente de su estilo de vida, de haber sido como es, de haberle dado prioridad a las vivencias por encima del dinero y haber sacrificado un lugar en el Olimpo del futbol. Incluso así, siendo como es, Mágico será recordado como uno de los mejores.

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