Fútbol Americano
Jordi Blanco, corresponsal en Barcelona 97d

Jules Koundé, el jugador número 12 para el Ahtletic

Koundé padeció en San Mamés la que puede considerarse, sin duda, la peor noche de la temporada como jugador del Barcelona. Apareció en tres goles del Athletic y dos de ellos fueron en momentos imperdonables.


JULES KOUNDE padeció en San Mamés la que puede considerarse, sin duda, la peor noche de la temporada y, quien sabe, de su carrera como jugador del Barcelona. Apareció en tres goles del Athletic. Y dos de ellos fueron en momentos imperdonables.

Antes de llegarse al primer minuto perdió junto a Lamine Yamal un balón ridículo en la banda que desembocó en el 1-0 y en el tiempo añadido de la primera mitad de la prórroga, cuando solo tenía que mantener la pelota o rifarla con un despeje largo, sin tiempo a un último ataque local, le regaló un pase envenenado a Sergi Roberto, que venía de espaldas y presionado y, claro, perdió el balón.

Ya en el último suspiro lo redondeó todo perdiendo otra vez antes de que Nico Williams cerrase el marcador. Una noche para olvidar o para recordar por su nefasto partido que dejó en nada la competitividad de un equipo repleto de juventud, con Balde lesionado, Héctor Fort, Lamine Yamal, Pau Cubarsí.

LAMINE YAMAL tuvo en sus botas una oportunidad, de oro, para evitar que el partido se fuera a la prórroga. Se cumplía el minuto 85 cuando, muy atento en la salida de balón rival, le robó el esférico a Paredes, sorteó la salida desesperada de Agirrezabala, marchándose hacia el costado y remató fuera. Ya había empezado con mal pie al perder junto a Koundé a los 20 segundos un balón que desembocó en el 1-0 de Guruzeta, pero entre una cosa y otra, el jovencísimo delantero del Barça se convirtió en una de las mayores razones de su equipo. Hasta el punto de marcar un gol, tal cual, messiánico.

Rompió a su marcador dejando correr el balón por la banda derecha, lo corrió y se fue en diagonal hacia el área al modo de Leo, buscó, aguantó y dirigió hasta llegar a la frontal y al encontrar el lugar exacto para lanzar un zurdazo raso, cruzado y ajustado al palo. Imposible para Agirrezabala y que certificó una remontada, momentanea.

HÉCTOR FORT Solución de urgencia, y arriesgada, de Xavi Hernández cuando se lesionó Balde apenas superados los 20 minutos de partido, tuvo que salir a la carrera, sin apenas ejercitarse y colocarse en la banda izquierda de la defensa, la contraria a su puesto habitual.

Y su rendimiento fue excelente. Rápido al corte, seguro en la colocación y sacando el balón con tanta determinación como seguridad no pareció, para nada, un juvenil de 17 años en un partido de tanta presión ambiental. Valverde, apostando por sus nervios de juventud, pidió a los suyos que atacasen esa banda pero pronto comprendió que la banda de Fort no iba a ser, precisamente, la autopista esperada porque fue de lo mejor de la discreta zaga azulgrana.

ROBERT LEWANDOWSKI Un partido más, y van unos cuantos, el polaco pasó sin pena ni gloria. Cierto es que marcó un gol de vital importancia, que valió el 1-1 en un momento crítico, pero es que al margen de ello, y teniendo en cuenta que fue de rebote, no hizo apenas nada más digno de mención.

Si no apoyó en la presión cuando el Athletic sacaba el balón desde atrás, cuando atacaba el Barça pareció casi siempre fuera de sitio, saliendo de su posición para buscar el balón pero sin combinar casi nunca con Lamine Yamal o Ferran ni, tampoco, ofreciéndose en ventaja cuando le buscaban Gundogan o De Jong.

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