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El fútbol necesita un psicólogo.

BUENOS AIRES -- El fútbol necesita un psicólogo. O el mundo necesita un psicólogo; uno gigante como Freud. No sé, tal vez, simplemente, sea yo el que necesita uno... Hay cosas del fútbol que no entiendo.

¿Cómo es posible que el Bayern Munich no le haya ganado con claridad al Atleti? ¿Falta de imaginación? ¿Tener la pelota no es ganar? Todas estas frases hechas, las escucho siempre. Pero a decir la pura verdad: el fútbol no tiene una explicación lógica. Así como hace unos días casi descubren vida biológica en tres planetas con sistema solar incluido y todo, el fútbol tiene sus grandes sorpresas.

En pocas palabras, está más allá de la razón humana, de la lógica de todos los especialistas europeos y sudamericanos. El fútbol no tiene reglas, aunque las tenga.

¿A qué juegan los equipos de Simeone? A defenderse, a contragolpear, dejó grandes equipos en el camino. No voy a nombrarlos. Ya todos sabemos cual es el estilo del Cholo, fuerza en el medio y muchas piernas en el área.

El Atlético de Madrid te hace un gol y te gana. Y no sólo eso: sale campeón de Europa. A eso llamo yo un equipo con hidalguía.

Al Bayern Munich de las estrellas, con su deté al frente, le faltaron ideas, imaginación y jerarquía. Todo eso se le sobra al Aleti cuando de defender la diferencia se trata. Pero, insisto, el fútbol es impredecible y tiene cosas que no dejan de ofenderme, emocionarme y sorprenderme.

Escribo esto en el bar del Aeropuerto de Recife. Y no puedo abstraerme de la realidad del fútbol y de la vida diaria. Son raros los brasileños: el país es hermoso, casi un paraíso visual, todo lo que se mueve y tiembla es espectacular. Imposible no enamorarse, ver gente de todos los gustos y tamaños. ¡Las mujeres atentamente te sonríen!

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, hay algo en el aire... en la mesa de al lado acabo de presenciar como un grupo de hombres trata de mala gana a las mozas del bar. Con respecto, pero con indiferencia, algo difícil de explicar. Les devuelven los sandwiches varias veces, piden que les calienten la cerveza, en fin...

No tan en fin; algo parecido me sucede con el Atlético de Madrid, gana, simpatizo con su técnico, pero hay algo raro en su modo de jugar. El Atlético esconde algo. De alguna manera, representa el exitismo y el clasismo que existe en todas las sociedades de consumo del mundo.

Lo tengo que decir, que me perdonen todos los fanáticos madrileños del Cholo: no se puede ganar de cualquier forma. Pero sobretodo; no se puede ganar sin ganar. Hay algo que no cierra. El Inter de hace unos años, que también ganó el mismo torneo, con Cambiasso y Milito a la cabeza, jugaba así.

¿Por qué se disemina esta forma de jugar al fútbol en muchos equipos europeos? ¿Por qué nadie quiere imitar al Barcelona? ¿Tan grande es el Barsa y tan poco aventureros son los demás? El triunfo de hoy, visto desde un país neutral, me dejó bien en claro que hubo un solo ganador: El Munich.

A veces, levantar copas, lograr los objetivos a cualquier costa, francamente, no significan nada.