Fútbol Americano
Jordi Blanco. ESPN Digital. 7y

Messi-Cristiano Ronaldo: Entre San Sebastián y Las Palmas

BARCELONA --  Cristiano Ronaldo abandonó el césped del Estadio de Gran Canaria con un enfado monumental. Se marchó al banquillo maldiciendo en voz alta y sus palabras han sido interpretadas, acaso interesadamente, como insultos hacia Zidane por cuando se entiende que no aceptó de buen grado el cambio.

¿Se puede intuir un enfrentamiento entre el crack portugués y su entrenador? Gestionar los minutos de una estrella no es tarea fácil y Zidane, quien conquistó una Champions en media temporada, debe conocerlo en primera persona. No en vano él también fue futbolista de máximo nivel… Y tiene, también, ejemplos en los que fijarse.

Hace cerca de dos años, sin ir más lejos, ocurrió un hecho no tan distinto en Barcelona. El año 2015 amaneció con una tormenta que amenazó con hacer saltar por los aires el primer proyecto de Luis Enrique en el Camp Nou.

El entrenador asturiano decidió dejar en el banquillo de Anoeta a Messi y Neymar, el Barça perdió ante la Real Sociedad y en los días posteriores se dibujó una crisis que pudo ser histórica.

Fue, al final, pasajera pero, llevándose por delante a Andoni Zubizarreta, colocó a Luis Enrique a los pies de los caballos por cuanto la directiva de Bartomeu llegó a buscarle un sustituto por su enfrentamiento con el crack argentino y solo el cambio de actitud del técnico respecto a sus estrellas, la MSN, amainó la tormenta.

¿SIMILITUD?

¿Puede adivinarse ahora en el Real Madrid una situación parecida? El mando de Cristiano Ronaldo en el vestuario merengue se entiende tan poderoso como es el de Leo Messi en el azulgrana, pero la fortaleza de Zidane es hoy bastante mayor que la de Luis Enrique en enero de 2015.

Al entrenador francés le avala el título de la Champions que conquistó en Milán hace apenas cuatro meses y el futbolista portugués es consciente de lo peligroso que sería abrir un enfrentamiento con él.

Cristiano, campeón de Europa por duplicado con el Real Madrid y la selección portuguesa, ha comenzado la temporada con el pie cambiado.

Ha participado en cuatro de los ocho partidos oficiales del equipo y solo ha marcado dos goles, destacando únicamente en el estreno de Champions frente al Sporting de Portugal con su empate en el minuto 89 que dio paso a la remontada.

Más allá de eso, sin embargo, el de Funchal no ha dado casi señales de vida en un más que discreto comienzo de curso que a decir de algunos pondría en peligro su consideración de mejor futbolista del año, ese Balón de Oro o FIFA World Player o como quiera que se llame esta vez, que en julio se le daba por supuesto.

Zidane le devolverá, es incuestionable, los galones este martes en Dortmund y será un buen momento para comprobar si el berrinche con que reaccionó a su sustitución en Las Palmas ha sido una simple tormenta en un vaso de agua o es algo más. En el caso de Messi fue un tsunami enorme pero que se solucionó de manera milagrosa.

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