Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 7y

El Espanyol está al borde del precipicio y obligado a ganar al Eibar este sábado

El Espanyol más ilusionante de las últimas temporadas podría acabar la novena jornada en puestos de descenso si no es capaz de derrotar este sábado al Eibar.

El equipo vasco, que perdió 4-2 en la última jornada de la pasada temporada en un partido en que ninguno de los dos equipos se jugaba nada, suma dos victorias y un empate en sus anteriores visitas al Espanyol, donde se extiende la sensación de un temor sordo por la poca productividad de los hombres de Quique Sánchez Flores.

“Es importante no negativizar nuestros pensamientos si queremos cambiar la dinámica. No debemos ir con la idea de qué pasará si no se gana” avisó el entrenador periquito, quien reclamó “imaginar en color, no en blanco y negro” como resumen en su intento de trasladar una imagen de confianza que empieza a no tener el apoyo generalizado.

“Hay que pensar que vamos a hacer el mejor partido de la temporada” insistió en su discurso optimista Quique Flores, convencido como está del buen futuro que espera a un equipo confeccionado para dar un paso al frente en la Liga española y que transcurridas ocho jornadas se encuentra rozando el desastre con apenas una sola victoria.

De hecho, este triunfo lo consiguió en Pamplona, por lo que los números como local difícilmente podrían ser más deprimentes: dos empates y dos derrotas con solamente dos goles marcados en los cuatro partidos disputados.

El Eibar, octavo en la tabla con once puntos, perdió su último encuentro en Ipurua frente a Osasuna (2-3) pero mantiene fresco el recuerdo del sorpresón que protagonizó en su última salida, igualando en el mismísimo Santiago Bernabéu frente al Real Madrid.

Con Diego Reyes apuntando a su tercera titularidad consecutiva y la posibilidad factible de ver el debut de Martín Demichelis, el Espanyol mira con más preocupación el ataque que la defensa, después de 180 minutos completados sin goles a favor ni tampoco en contra.

Pero lo que empieza a ser innegociable es la necesidad de sumar el triunfo. Porque el equipo periquito, al que hace dos meses se presentaba como aspirante a soñar con Europa, se encuentra peligrosamente al borde del precipicio.

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