Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 7y

"A mí no me gusta hablar de los árbitros..."

BARCELONA -- Esa es la frase más utilizada, manida y expresada por los entrenadores y, también, por muchos jugadores.

La utilizaron Luis Enrique y Valverde en la sala de prensa posterior al partido y se escuchó en varios futbolistas. Pero la actuación de Fernández Borbalán, el colegiado, rivalizó en protagonismo con todo.

Y vino a ocurrir un día después que la exhibición del Real Madrid quedase empañada por un empujón de James a Modric en el área del Sevilla que otro árbitro, Mateu Lahoz, convirtió en el penalti más chistoso de los últimos tiempos.

Ese “a mí no me gusta hablar de los árbitros” no ocultó una primera mitad desdibujada del Barcelona en San Mamés como, tampoco, apartó del plano el excelente juego del Real Madrid un día antes en el Bernabéu, pero como los dos gigantes del fútbol español son vasos comunicantes que se relacionan de forma continuada fue inevitable que este jueves los colegiados volvieran a ser protagonistas.

PIQUÉ, POR LAS CLARAS

Pero no fue unánime. “Es la línea de siempre en las últimas temporadas. Venimos a jugar la noche de Reyes sin poder pasar la fiesta en casa y nos toca un arbitraje así. Ayer se vio en el Madrid-Sevilla y hoy esto… Ya estamos acostumbrados”, disparó Piqué a la conclusión del partido.

Porque casi todos, pero no todos, se mantienen firmes en el “a mí no me gusta hablar de los árbitros”.

El central azulgrana salió al escenario, como hace siempre, con un discurso claro y firme. Sin esconderse, puso en el plano lo que muchos consideran una diferencia de criterio arbitral entre los dos grandes que alimenta ese discurso quejoso, y que se produjo tras un partido polémico y de alto voltaje disputado apenas 24 horas después de otro en que se produjo esa jugada de chiste.

El Athletic también acabó quejándose de que el árbitro fue demasiado riguroso para expulsar a dos de sus jugadores ante el Barça de la misma forma que en el universo azulgrana creció la sensación de que lo ocurrido en la primera mitad fue un escándalo.

Un posible penalti no señalado de Gorka a Piqué, una agresión flagrante de Aduriz a Umtiti no penalizada y un penalti clamoroso de Etxeita a Neymar rozando el descanso dejaron pasmado al Barça. Pasmado, descentrado y alucinado por lo sucedido.

Y devolvió al plano esa vieja y eterna discusión del trato arbitral que reciben unos y otros. Los unos y los otros, Real Madrid y Barcelona o viceversa, siempre puestos frente al espejo jueguen cara a cara o no lo hagan.

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