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Barcelona apelará expulsión de Suárez, pero no es optimista

BARCELONA -- Luis Suárez saltó de espaldas a Koke, el mediocampista del Atlético acercó la cara al cuerpo del uruguayo… Y a su caída, sin más incidencia a primera vista, respondió el árbitro amonestando al jugador del Barcelona. Segunda amarilla, expulsión y, de rebote, sanción segura que le aparta de la final de Copa.

La de este martes es la primera expulsión que sufre el goleador uruguayo desde que comenzó su carrera en el Nacional de Montevideo y viene a ser, probablemente, la más dolorosa que puede haber protagonizado, más allá de sus sanciones por los capítulos de Bakkal, Ivanovic y Chiellini, porque provocará que se pierda un partido definitivo. Y de manera más que dudosa. Esta es la tercera expulsión en la carrera deportiva de Suárez, primera en un club después de las que sufriera en un amistoso entre Colombia y Uruguay en 2007 y la segunda, inolvidable, durante el Uruguay-Ghana del Mundial de 2010.

“Está claro que apelaremos… Pero vistos los precedentes ya podemos imaginar qué pasará” expresó Luis Enrique en la rueda de prensa posterior al choque frente al Atlético, dando por hecha su ausencia, que lamentó “porque fastidia que un jugador se pierda una final”.

Suárez, sin embargo, podría incluso ver aumentado el castigo, ya que en el acta arbitral Jesús Gil Manzano expresó que el delantero uruguayo, una vez expulsado “retrasó su salida del terreno de juego de manera considerable, haciendo caso omiso a mis instrucciones y una vez fuera permaneció en las escaleras de acceso al túnel de vestuarios observando el partido hasta que éste finalizó, a pesar de que el cuarto árbitro comunicó en reiteradas ocasiones de que debía marcharse a los vestuarios, haciendo nuevamente caso omiso a estas instrucciones”.

Eso podría provocar que el Comité de Competición no solo no atendiera la apelación del club azulgrana, sino que ampliase el castigo con un segundo partido de sanción, que debería cumplir el delantero en el estreno del equipo la próxima campaña.

La posibilidad de que el recurso que presente el Barcelona llegue a buen puerto se adivina entre escasa e inexistente, por mucho que las imágenes pudieran ayudar en su apelación.

“Es justo apelar la segunda amarilla porque ni siquiera es falta. A ver qué puede pasar porque ya se sabe cómo va. La primera tarjeta es la primera falta y me la sacan. No hago absolutamente nada, por eso la indignación” sostuvo Suárez.

LOS MORDISCOS

El delantero azulgrana sufre su peor racha de amonestaciones desde la temporada 2012-13, cuando cerró el curso con 15 tarjetas amarillas (11 con el Liverpool y 4 con la selección uruguaya). Con el Barcelona, transcurrido apenas medio curso, ya ha superado las 7 de la campaña 2014-15 y las 10 de la 2015-16.

Lastrado por una fama de duro que, quizá, supere la realidad, a Suárez le acompañan en el recuerdo sus mordiscos: primero el que propinó a Bakkal en noviembre de 2010, durante un Ajax-PSV y que le costó una sanción de siete partidos; después el que sufrió Ivanovic durante un Liverpool-Chelsea en abril de 2013 y por el que fue suspendido con diez partidos y, por fin, el de Chiellini en el Uruguy-Italia del Mundial de 2014, que motivó un castigo de cuatro meses “sin tomar parte en actividad alguna relacionada con el fútbol”, además de ocho partidos con la selección.

De hecho, la última expulsión que sufrió Suárez se produjo en los cuartos de final del Mundial 2010, en aquel memorable enfrentamiento entre Uruguay y Ghana que se decidió en la tanda de penalties después de que él fuera expulsado en el minuto 120 por un manotazo bajo los palos para evitar un gol seguro… Que provocó un penal que Asamoah Gyan envió al travesaño evitando el triunfo africano.

Que el goleador del Barça no es precisamente un santo o un ejemplo de deportividad en el terreno de juego es una evidencia.

De carácter fuerte es fácil verse encararse con cualquier rival de la misma manera que no duda en protestar al árbitro o asistentes… Pero que haya precisado 127 partidos oficiales con el Barcelona para sufrir su primera expulsión también es un dato a tener en cuenta.

Más aún cuando desde el Camp Nou se mantiene firme la sensación de que la roja que le mostró Gil Manzano este martes era tan exagerada como injusta. Pero lo que está claro es que Luis Suárez no jugará la final. Y que, dependiendo de cómo quiera entrar el Comité de Competición a valorar el acta del árbitro, podría perderse algún partido más del torneo la próxima campaña.