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BARCELONA -- El FC Barcelona buscará este domingo una carambola final que le permita ganar, por tercer año consecutivo, un título de Liga que abraza el Real Madrid. El aún campeón está obligado a ganar al Eibar… Y condenado a esperar un tropiezo del líder, que debería perder en La Rosaleda para redondear el milagro. “No dependemos de nosotros, no hemos estado al nivel para jugarnos el título dependiendo de nosotros”, admitió Luis Enrique en su última previa liguera, en la que recordó, de todas maneras que eso “es lo que les sucedió a otros en temporadas pasadas. Ya se sabe que en el futbol la línea que separa el éxito del fracaso es muy pequeña”. El Camp Nou recuperará un sabor añejo. Las tardes que vivió en la época del Dream Team y que durante tres años consecutivos, 1992, 1993 y 1994, provocaron que un título impensable en la última jornada acabase siendo para el Barça. A ese milagro se agarra el club azulgrana por más que entienda casi imposible. Y por más que Luis Enrique tenga claro que “solo” se puede pensar en ganar al Eibar… Y esperar. El entrenador asturiano, que dio por hecho que contará con Piqué (“ha entrenado en condiciones normales dos días y algunos días más. Si no pasa nada, estará para la convocatoria”) y descartó la presencia de un Mascherano al que confía en recuperar para la final de Copa, convino que el Camp Nou deberá estar atento a lo que suceda en Málaga… Pero solo hasta cierto punto. “Yo confío en nosotros porque es lo único que podemos controlar. Si hay carambola… Pues fantástico. Y si no es así, pues felicitaremos al rival”, sostuvo un Luis Enrique que no habló, no quiso, de la profesionalidad con que encare el Málaga su encuentro frente al Real Madrid. “Hay que dejar a cada uno hacer su trabajo. Ya sabéis lo que pienso” cortó. Para el Barcelona no hay más camino que sumar los tres últimos puntos de una temporada atípica en que los errores en partidos clave se han mezclado con otros en los que el entorno del equipo ha clamado contra decisiones arbitrales que, para muchos, han tenido un peso decisivo. A la hora de la verdad, sin embargo, todo queda pendiente de 90 minutos definitivos. “No podemos influir en lo que pase en otro campo, así que tenemos que pensar solamente en ganar al Eibar y ya habrá tiempo para enterarse de cómo va el otro partido”, repitió el entrenador.
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