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Barça y Alavés, entre la lógica y el campanazo

BARCELONA -- Barcelona y Alavés, que se han enfrentado en 28 partidos oficiales a lo largo de la historia, disputarán este sábado una final de Copa inédita. Un escenario habitual para el Barça, que disputará su final número 40 (cuarta consecutiva y séptima en nueve años) y totalmente novedoso para el equipo vasco, debutante en un partido de esta consideración.

Cinco veces le ganó el Alavés al Barça, la última de ellas esta temporada en el duelo del Camp Nou en un encuentro que para muchos acabó pesando en la pérdida de la Liga para el Barça. Aquella noche de septiembre Luis Enrique alineó un equipo con apenas tres titulares y con el debut oficial de Jasper Cillessen, quien este sábado cerrará la temporada otra vez en la portería.

La lógica, aplastante, apunta a una victoria azulgrana en el Vicente Calderón. La despedida de Luis Enrique, que llega precedida de una semana muy movida alrededor del Barça en que se ha hablado de muchas cosas pero poco, muy poco, de fútbol, está rodeada de un desánimo evidente en el entorno del equipo, que, por si fuera poco no podrá poner en el escenario a la totalidad de sus estrellas.

Expulsado en la semifinal frente al Atlético de Madrid, Luis Suárez (que además se lesionó este jueves) no formará parte de un tridente que con sus goles no ha podido ocultar este curso las deficencias futbolísticas del colectivo. Entrará sustituyéndole en el once Paco Alcácer… Pero será, como siempre, la figura de Messi la que centre toda la atención.

Dando por hecho que el balón será del Barça y que el Alavés esperará su oportunidad, mucho más defensivo y buscando sorprender a la contra con la velocidad de Deyverson, el guión del partido no debe representar ninguna sorpresa.

“Sabemos que la posesión será nuestra”, avanzó este viernes Piqué mientras Pellegrino, entrenador del cuadro vasco, admitió la “ansiedad” con que espera el Alavés el encuentro.

“Podemos tener nuestras posibilidades. Estamos preparados para aguantar y vamos a competir al máximo”, sostuvo el técnico argentino, compañero de Luis Enrique en el Barça durante la temporada 1998-99 y uno de los 13 futbolistas que a lo largo de la historia jugaron en los dos equipos.

El Barcelona cerrará la temporada con un partido que no le supondrá éxito en caso de victoria pero sí sería desastroso en la derrota. Su papel de favorito es de tal calibre que no se atiende a su alrededor a ningún otro resultado que el triunfo.

Endulzar en la medida de lo posible la despedida de Luis Enrique es el objetivo, claro, del campeón… Que enfrentará a un grupo ilusionado, debutante en la final y que sueña despierto con dar el gran golpe.