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Real Madrid vs. Barcelona en Miami, el Super Bowl del futbol

MIAMI -- Hay pocos eventos que trascienden la esfera del fanático deportivo, y se cuelan en la sociedad como una cita obligada.

Ese evento que es tema de conversación en todas las oficinas, casas, bares y medios, y del cual nadie quiere quedarse afuera.

Real Madrid-Barcelona.

No es sólo un partido. No es sólo una rivalidad ni un conglomerado de los mejores jugadores del mundo. Es una cita que polariza a nuestra sociedad contemporánea.

Porque hoy, en esta era moderna donde las comunicaciones y transferencias de datos inmediata son el pan de cada día, este parece ser el Clásico de todos.

Puede uno estar de acuerdo o no con esta premisa, pero la realidad es que al momento del silbato inicial, todos quieren ser testigos de una nueva edición del show.

El próximo enfrentamiento entre estos dos titanes del fútbol tendrá una sede inusual: Miami.

Será apenas la segunda vez en la historia que Barcelona y Real Madrid se enfrentan fuera de España --la primera en Estados Unidos--, y por ende la expectativa ha estado en un punto altísimo desde el anuncio de este partido, que se llevará a cabo el 29 de Julio en el sur de la Florida.

Esta ciudad no es ajena a eventos de semejante magnitud. De hecho, nadie ha sido sede de un Super Bowl --evento que también paraliza la atención universal-- en más ocasiones que Miami (10).

El hoy llamado Hard Rock Stadium es una gema arquitectónica, que ahora tiene un look europeo, luego de que el dueño de los Miami Dolphins, Stephen Ross, invirtiera más de 500 millones de dólares para colocarlo entre la crema de los estadios en los Estados Unidos.

El mismo ha sido testigo de momentos inolvidables que siguen impregnados en las retinas de todos los fanáticos del deporte y de la música.

Desde aquella legendaria serie de 92 yardas que culminó en un touchdown de Joe Montana a John Taylor en 1989 para darle el tercer anillo a los San Francisco 49ers, hasta el inolvidable show del entretiempo de Prince, que hizo delirar a todos los presentes cantando Purple Rain bajo la lluvia en 2007.

Ross, cuya fortuna está valuada en más de doce mil millones de dólares, es uno de los hombres más exitosos en el negocio de bienes raíces en Estados Unidos.

Y como todo hombre de negocios, Ross vio en la renovación del estadio una nueva oportunidad de negocios, y no dudó en jalar el gatillo.

No sólo buscaba que Miami vuelva a ser sede del Super Bowl --lo será en 2020--, dado que le produce un ingreso estimado en más de 800 millones de dólares a la ciudad durante esa semana, sino que además veía en un estadio lujoso otra ficha de negociación para llenar un vacío y cumplir un sueño.

Miami es un mundo aparte al resto de los Estados Unidos. Es una ciudad con una población multicultural y de gran ascendencia latina, que pedía el fútbol a gritos.

Aunque no cualquier fútbol, a juzgar por el fracaso del Miami Fusion que sólo duró cuatro temporadas en la Major League Soccer entre 1998 y el 2001, sino el mejor fútbol del mundo.

Cuando los partidos han sido llamativos, la gente ha respondido; Barcelona superó a las Chivas de Guadalajara en 2011 frente a 70,080 simpatizantes y Brasil superó a Colombia 1 a 0 en 2013 frente a 73,429 fanáticos, un nuevo récord de asistencia para un partido de fútbol en ese estadio.

Ese mismo año, Ross decidió crear la International Champions Cup, torneo que llamó la atención de varios gigantes del viejo continente, y que hoy parece ser un estandarte que combina el dinero y la capacidad de hacer una pretemporada en instalaciones de primer nivel para los mejores equipos del mundo.

Manchester United, Real Madrid, Milan, Chelsea, Barcelona, Liverpool, París Saint-Germain, Bayern Munich, Inter, Juventus y Tottenham Hotspur, entre otros, han pasado por Miami, pero el dueño de los Dolphins siempre tuvo un sueño difícil de conseguir.

Traer el Derbi a su estadio y a su ciudad.

Y después de arduas negociaciones, que incluyeron viajes a Madrid y Barcelona para convencer a Florentino Pérez y Josep María Bartomeu, el sueño será realidad.

Ross les prometió a sendos presidentes de clubes que el evento será tratado con la relevancia que ya tiene y el cariño que se merece.

Eso significa que este partido será más que 90 minutos, sino una semana de festividades “a la Super Bowl”.

Habrá un Fan Fest en Bayfront Park, donde habrá música en vivo y se podrá conocer a varios de los jugadores, que estarán allí para firmar autógrafos o sacarse una foto.

El jueves previo al partido, se llevará a cabo un combate de artes marciales mixtas entre Abner Lloveras, de Barcelona, y Javier Fuentes, de Madrid, en lo se está vendiendo como “Combate Clásico”. Y durante el entretiempo del partido, Marc Anthony dará un show para todos los presentes.

El precio de las entradas sí ha estado en el ojo de la tormenta, dado que en algunos casos hasta están costando nueves veces más que lo que se pagó por la pasada final de Champions League.

Pese a las críticas por este hecho, los organizadores saben que tendrán un lleno total en el Hard Rock Stadium, sobre todo después de haber firmado cláusulas para garantizar tanto la presencia de Cristiano Ronaldo como de Lionel Messi.

Real Madrid-Barcelona, el Super Bowl del fútbol.