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MADRID -- La Federación Española de Futbol (RFEF) anunció, tras la reunión de la Junta Directiva de este miércoles, que ha sido solicitada formalmente la dimisión del presidente Ángel María Villar, inhabilitado tras su detención y encarcelamiento al lado de su hijo Gorka y dos federativos más, Ramón Hernández y Juan Padrón, el pasado mes de julio por presuntos delitos de “administración desleal, apropiación indebida, falsedad documental y corrupción entre particulares”. En un comunicado de prensa distribuido a última hora de la tarde la RFEF informó que tras reunirse con Villar, “se le ha trasladado la necesidad de que presente su dimisión como presidente de la RFEF, esperando su respuesta a la mayor brevedad posible”, con el objetivo de dar paso a la “celebración de elecciones” antes de que concluya el año. Pese a haber sido puesto en libertad bajo fianza, Villar fue suspendido de manera cautelar por espacio de un año por el Consejo Superior de Deportes después de que el Tribunal Administrativo le abriera un “expediente disciplinario”. Según ha trascendido tras la reunión de este martes, el federativo, quien ostenta el cargo de presidente de la RFEF desde 1988, podría ser forzado a salir a través de una moción de censura en caso de negarse a dimitir. Asimismo, la RFEF quiso dar una imagen de estabilidad al afirmar que “sus órganos funcionan y desarrollan sus competencias con absoluta normalidad” pese a la imputación y encausamiento de varios federativos dentro del caso. Además, reiteró su “apoyo a Juan Luis Larrea” como presidente en funciones. Esto después de que el capitán de la selección española de futbol Sergio Ramos manifestara la “preocupación de los jugadores por la falta de estabilidad” en el organismo a pocos meses de que se dispute el Mundial de 2018, y en particular, por la situación de la directora general de la selección, María José Claramut, encausada en la investigación y cuyo cargo peligra, según dejó ver Larrea en una entrevista con un diario español.
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