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BARCELONA -- Autor de nueve goles en cuatro partidos, protagonista de un póker estelar frente al Eibar en el último disputado en el Camp Nou, la voracidad de Leo Messi se entendía de tal consideración que Pablo Machín, el entrenador del Girona, decidió cortar por lo sano: marcaje individual. Y Pablo Maffeo, carrilero diestro surgido de la cantera del Espanyol y que el Manchester City ha cedido al club rojiblanco por segunda temporada consecutiva, fue el señalado, el encargado, de aburrir al astro argentino. Cumplió, a medias, con su tarea porque no pudo impedir, en conjunto, que el Barcelona se llevase la victoria pero, al menos, consiguió que Messi se marchase sin marcar. A Leo Messi, cuyo primer gol con el Barcelona B fue en 2004 frente al Girona, solo le superó en aclamaciones Carles Puigdemont, el presidente de la Generalitat y que se dio un baño de multitudes en el estadio de Montilivi, señal del poco carácter competitivo del encuentro. El Girona se convirtió en el séptimo rival catalán con el que se enfrentó en Liga el Barça. Espanyol, Europa, Nàstic de Tarragona, Condal, Sabadell y Lleida fueron los anteriores y, desde luego, puede considerarse el más cómodo. Si había ganado los seis anteriores partidos frente a equipos debutantes en Primera División, el Girona no fue distinto. CENTENARIO Y GOLEADOR Quien sí marcó fue Luis Suárez, quien cumplía su partido número 100 en Liga con el Barça justo en un momento delicado a nivel personal. No jugó ante el Eibar porque le dio descanso Valverde entre las dudas que en ciertos sectores del club existían respecto a su rendimiento… Y respondió con gol. Marcó Suárez en una jornada que dedicó Ernesto Valverde a agitar la alineación en respuesta a quienes pudieran expresar su poca predisposición a las rotaciones. Descansaron Piqué y Busquets (que entró en la parte final), regresando al once Aleix Vidal como extremo, manteniéndose Mascherano en el centro de la zaga y volviendo al lateral Sergi Roberto. Cambios varios en un equipo con personalidad manifiesta. Al sufrimiento del Real Madrid en Vitoria ante el Alavés respondió el Barça con un triunfo funcionarial y sin dificultad ninguna. Tranquilo e imparable.
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