Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 7y

Atlético-Barcelona, presentación en el nuevo Metropolitano

BARCELONA -- Ya no se bajará por el Paseo de los Melancólicos ni se escuchará ese rumor tan ensordecedor como insustituible a la entrada de los futbolistas, en el túnel junto a la M-30. Ni se verá llegar en procesión a los hinchas por la Avenida del Manzanares ni, tampoco, por la calle del Duque Tovar. Se acabó. No más Vicente Calderón.

Este sábado el FC Barcelona se estrenará en el Wanda Metropolitano, estadio moderno donde los haya y que Diego Simeone quiere convertir en una caldera, en una suerte de Circo Romano como él mismo lo definió, que asuste a los rivales tanto, o más, como lo hiciera el viejo Manzanares.

Al Atleti, club especial donde los haya, le duró la virginidad del Metropolitano apenas dos partidos. Ganó a Málaga y Sevilla antes de que acudiera en su estreno europeo el Chelsea e hiciera saltar la mística en mil pedazos con el gol de Batshuayi, que devolvió a la tierra a los cochoneros y le demostró al Cholo que con la mística no basta.

Se necesita carácter, sí, y entrega, también. Pero hace falta, por encima de todo, fútbol. Y un plan preestablecido con el que saber dar un giro en un momento determinado a un partido en concreto. No basta con saber que Cristiano Ronaldo es un fenómeno o que Lionel Messi es un extraterrestre… Hay que saber adaptarse a ellos en cualquier circunstancia y ganar la partida a través de la osadía.

Y eso se echa en falta a este Atlético en momentos tan puntuales como trascendentales. Sí, es verdad que el Cholo le ganó al Madrid una Copa del Rey legendaria en el mismísimo Bernabéu que enterró la era de Mourinho en 2013 y que un año después despidió de mala manera al Tata Martino del Barça conquistando el título de Liga en el Camp Nou, añadiendo más leyenda si cabe…

Pero si esas dos citas permanecen, y permanecerán, en los libros más recordados de la historia colchonera, no puede aparcarse la realidad que establece el mal fario que suele acompañar al Atlético de Simeone contra los dos gigantes del fútbol español.

“El fútbol solo me hizo llorar al ver llorar a mis hijos frente al televisor tras perder la final de Milán. Aguantaron el tirón de Lisboa, pero Milán nos derrumbó”. La frase es de Esteban Moneo, padre de cuatro hijos a cual más colchonero y que como tantos se trasladó con tantas dudas como ilusión del viejo Calderón al moderno Wanda Metropolitano.

Èl, como tantos ‘colegas’ de sufrimiento, prefiere aparcar las críticas y acostumbrarse a los nuevos tiempos, por más que reconoce, después de haber ya disfrutado de tres partidos en su nueva casa, que la mística del Manzanares no se alcanzará.

“Es precioso, es estupendo, cómodo y se ve el fútbol fantástico… Pero es demasiado cómodo” asevera este seguidor al que el amor por el Atleti de su familia le cuesta en el nuevo estadio por encima de los 3 mil euros anuales.

Con el corazón dividido (aún se confiesa culé) acudirá al Metropolitano consciente de que Simeone solamente ha sido capaz de ganar al Barça en Champions, que de 21 encuentros solo le venció en 2 y que de las seis visitas ligueras azulgranas al Calderón cinco terminaron con derrota atlética. Y, habitualmente, con exhibición de Leo Messi.

El 1 de noviembre de 1966, hace más de medio siglo, el Barça se estrenó en el Vicente Calderón con una ajustada victoria (0-1) sentenciada por Zaballa. Aquel Atleti en el que despuntaba el llorado Luis Aragonés había ganado sus primeros tres encuentros oficiales en el entonces nuevo y precioso estadio Manzanares frente a Malmoe, Las Palmas y Sabadell… Llegó el Barcelona de Roque Olsen y le despertó de golpe.

Este sábado también juega el Barcelona el cuarto partido oficial en el nuevo estadio rojiblanco. Falta por saber qué decidirá el marcador

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