BARCELONA -- Philippe Coutinho no jugará este viernes el derbi de Liverpool frente al Everton y, probablemente, no vuelva a ponerse la playera red nunca más… O Nunca digas nunca, porque en el caso del futbolista brasileño y su trasvase al Barcelona todas las informaciones deben tomarse con máxima cautela.
Una fuente cercana a la negociación reconoció a ESPN que en Anfield Road ya han dado su brazo a torcer y que el traspaso estaría solamente pendiente de acordar con sus ejecutivos las formas y plazos de pago definitivo, toda vez que el Barcelona acabó aceptando las últimas demandas de un Liverpool que aumentó hasta los 160 millones de euros (142 millones de libras) el precio total a pagar.
El Barça cree que ya ha dado todos los pasos necesarios para concretar su fichaje. De acuerdo con el jugador desde el verano de 2017, los términos de su contrato no ofrecieron ninguna clase de dificultad, entendiéndose que firmaría, firmará, por cuatro años y medio y obtendrá, de entrada, la condición de crack a la vista de un salario que se especula por encima de los 10 millones de euros anuales.
El Liverpool, sin embargo, ha apretado, y sigue apretando, en las condiciones económicas de la operación. Coutinho se convertirá en el segundo traspaso más caro de la historia solo por detrás de Neymar y con un coste, directo, de 120 millones de euros. A ellos pretende sumar el club inglés unos variables estimados en otros 40 millones… Pero son unos variables que pueden darse por hechos, tal como ocurrió en el fichaje de Dembélé y que se entienden absolutamente al alcance.
Un variable es que el Barça se clasifique para disputar la Champions (o incluso competición europea) y otro que Coutinho sea alineado en un número determinado de partidos que, por lo escaso, se puede dar por descontado… De esta manera, y en un plazo muy por debajo de los cuatro años, el club azulgrana acabaría por desembolsar esos variables que elevarían la operación a las cifras deseadas por el Liverpool.
Representantes de los dos clubs mantuvieron contacto directo desde el miércoles con el objeto de acelerar una operación que el propio futbolista sigue muy de cerca desde su domicilio, esperando a que se concrete para convertirle en nuevo jugador del Barcelona.