Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

El Espanyol espera al Barcelona sin un rumbo fijo

BARCELONA -- El sorteo de Copa quiso, caprichoso, emparejar al campeón con su gran rival catalán, en un doble duelo que llega poco antes de su partido de Liga (el 4 de febrero) y con los ánimos tan enrarecidos en el Espanyol como disparados están en el Barcelona.

El club blanquiazul anda más ocupado en acabar con todos los rumores que le rodean que en imaginar el bombazo que significaría eliminar al Barça, al que no tumba en la Copa desde la temporada 1960-61 y ante el que se presenta con todos los números para volver a caer… Por octava vez consecutiva.

En el Espanyol, sin embargo, la atención se divide entre Quique Sánchez Flores, Gerard Moreno, Diego López, Pau López y el propio Chen Yansheng, el dueño chino que salvó de la bancarrota al club en su momento pero alrededor del cual no ha sabido enhebrarse un discurso que explique sus bondades mientras solo se habla del poco potencial deportivo que sufre la entidad.

El entrenador estuvo cerca de abandonar, tentado por una oferta del Stoke City de Inglaterra que quedó en nada en cuanto desde la dirección del Espanyol se le abrió la puerta a su marcha… Pagando antes los 4 millones de euros de cláusula que especifica su contrato.

No queriendo saber nada el club inglés de tal cláusula, Quique resolvió permanecer en el Espanyol proclamando que nunca pensó en irse, pero sin poder ocultarse que 24 horas antes de su declaración de fidelidad, tras el triunfo periquito en el campo del Levante, dribló como pudo cualquier pregunta al respecto.

La marcha de Quique, cuyo contrato con el Espanyol acaba en el verano de 2019, empieza a darse por segura a la conclusión de esta temporada, después de haber perdido buena parte de su ascendente sobre una hinchada alejada de la euforia que provocó la adquisición del club en noviembre de 2015.

Rastar Group desembolsó cerca de 15 millones de euros por hacerse con el control del Espanyol... Y en los meses siguientes hizo frente a pagos por cerca de 140 millones de euros para limpiar de deudas a un club colgado del precipicio. A partir de ahí, reforzó como pudo la plantilla, menos de lo que habrían querido los aficionados y fijó una hoja de ruta de la que no se ha separado ni un milímetro.

Chen Yansheng no quiso entrar en el Espanyol con promesas de grandeza inmediata a imagen y semejanza del Milan, que nueve meses después de su venta está abocado a un futuro tan incierto como temerario se contempla alrededor de San Siro.

Pero el poco tino en el discurso institucional del club ha provocado que la lusión se transforme en conformismo en un Espanyol donde la polémica incluso ha afectado a un vestuario en el que la posición de la portería fue puesta en cuestión y motivó hasta cierto divorcio entre la plantilla.

Diego López, el jugador mejor pagado de ese vestuario con un salario cercano a los 4 millones de euros brutos, perdió la titularidad a manos de Pau López, el canterano que volvió de una temporada de aprendizaje invisible en el Tottenham y que motivó sus quejas en voz alta. Se ha quedado el veterano, por ahora, para jugar la Copa… Mientras Pau, sabiéndose fuerte, no se decide a renovar el contrato que acaba en junio.

Pau no dice lo que sí proclamó Gerard Moreno, al que se relacionó con el Villarreal por la marcha de Bakambu a China y salió al paso solventando “sin duda” su continuidad en el Espanyol.

Entre todas esas cuestiones, y anclado en la nada de una clasificación liguera en la que está tan cerca (o lejos) de Europa como de descenso, el Espanyol enfrenta unos cuartos de final de Copa ante el gran enemigo… Sin atender a un milagro deportivo y más centrado en sus propias vicisitudes.

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