Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

El Barcelona dejó crecer al Espanyol y dejó en riesgo su trono en la Copa

BARCELONA -- Buscando la eternidad de un récord histórico, el Barcelona se dejó por el camino media eliminatoria de la Copa del Rey ante un Espanyol que se toma esta clase de partidos con la pasión que en azulgrana es apenas un compromiso de paso. Un mal paso, el peor, fue en una noche que se recordará en Cornellá... Por lo menos durante una semana.

El equipo intocable de Valverde, el que convirtió una derrota en remontada mayúscula tres días antes en Anoeta, perdió y se derrumbó casi sin darse cuenta. Entró en el partido sin la intensidad esperada, tratándose de un derbi. Permitió al Espanyol creer y fue diluyéndose en una apatía que rozando la mediocridad le acabó castigando de mala manera.

Desde que en agosto le pasó por encima el Real Madrid en la Supercopa de España, el Barcelona contaba sus partidos por éxitos y la sonrisa era la nota definitiva en azulgrana. 23 victorias y 6 empates que daban a pensar, en empezar a hacerlo, en alcanzar el récord absoluto de los 39 partidos sin perder de la temporada 2015-16. Llegó el Espanyol y rozando el final del partido le abofeteó, le venció y le derrumbó. Sin más.

Hasta el partido de vuelta en el Camp Nou soñará el Espanyol con lo que se aventuraba antes de comenzar la eliminatoria como una utopía, y que es ahora un desafío tan gigantesco como posible. Y que promete una resolución por todo lo alto, el derbi más apasionante que pueda esperarse a estas alturas.

El Barça pudo ganar y acabó perdiendo a pesar de llevar el control del encuentro durante más de un 90 por ciento del tiempo. Quique Sánchez Flores le plantó cara con más intensidad que juego, pero a la que Diego López le atajó el penalti a Lionel Messi (el segundo en su carrera después de uno como portero del Villarreal), el ánimo del estadio blanquiazul se encendió.

Fue, la media hora final, una película bastante distinta a lo vivido hasta entonces. Perdonó el Barcelona menos natural, con Aleix Vidal en el once, con Aleñá o Digne y Denis... pero sin Luis Suárez, cuya entrada en el césped fue apenas una anécdota, pasando absolutamente desapercibido entre el griterío del público y el crecimiento moral de un Espanyol que casi sin darse cuenta se vio tuteando al gigante azulgrana.

Gerard Piqué y Jasper Cillessen avisaron a sus compañeros en dos oportunidades de la que se les venía encima en la recta final y Melendo, canterano periquito y de sangre blanquiazul, dio el golpe magistral con el gol, tan cerca del final que no le dio tiempo al Barça para reaccionar.

“Estamos felices. Es un sueño para este equipo lleno de jóvenes haber ganado y estar así”, proclamó al acabar el partido Quique. Su Espanyol había dado un golpe tremendo. Arrodilló al Barça más temible. Y, de momento, le tiene contra las cuerdas.

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