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BARCELONA -- Invisible en la Liga, donde deambula con más pena que gloria sin nada que decir, y eliminado sin miramientos por el Olympique de Marsella en la Europa League, el deprimido Athletic de Ziganda se presenta este domingo en un Camp Nou en el que no conoce la victoria desde 2001 y en el que ha perdido sus últimos 13 partidos de Liga. Con la baja inesperada por unas molestias en el tobillo de Vermaelen y la conocida de Luis Suárez por sanción, el Barça aspira a sumar tres puntos que pueden alcanzar la consideración de impactantes a la espera de lo que pudiera hacer el Atlético en su visita a Villarreal. Si la jornada comienza con 8 puntos de renta y 10 partidos por disputarse, lo que suceda el fin de semana puede desembocar en una jornada muy trascendente a la espera del desenlace liguero, casi más por conocer cuándo pueda proclamarse campeón el líder. Enfrentado a su pasado, Ernesto Valverde puede tanto dar un paso de gigante (“los puntos ya empiezan a ser trascendentes” suele avisar el entrenador) como aumentar la crisis que se adivina en un Athletic donde el futuro de Cuco Ziganda, su sucesor en el banquillo rojiblanco, está bajo la lupa desde hace varias semanas. Tres derrotas consecutivas lejos de San Mamés y solo dos victorias en las últimas diez jornadas han derrumbado la confianza de un Athletic al que Leo Messi señala de manera especial, habiéndole marcado 4 goles en sus últimos 4 enfrentamientos para sumar un total de 23 dianas en 32 partidos. El desafío para el conjunto vasco se entiende descomunal a la vista de los resultados y por más que hace dos años y medio fuera capaz de conquistar la Supercopa de España ante el equipo que dirigía en ese momento Luis Enrique. Por si fuera poco, Ziganda no podrá contar con Mikel Rico y Yeray, lesionados ambos en el último partido. Sumar tres puntos más y esperar. Ese es el objetivo de un Barça donde, sin euforias desmedidas, se ha instalado el optimismo en esta recta final de la temporada que ya se da por comenzada.
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