Fútbol Americano
Jordi Blanco | ESPN Digital 6y

Se cumplen cuatro años de la muerte de Tito Vilanova

BARCELONA -- Tito Vilanova falleció en Barcelona hace cuatro años, derrotado por el cáncer contra el que luchó durante muchos meses y después de cumplir el sueño de llegar a entrenar al primer equipo azulgrana, del que se hizo cargo en el verano de 2012 en sustitución de su íntimo amigo Pep Guardiola.

Cuatro años después de su pérdida, la figura de Vilanova sigue muy presente en el día a día del club, que le dio su nombre al campo en el que habitualmente entrena la primera plantilla y cuya figura, impetuosa y optimista, se mantiene en el imaginario de un barcelonismo volcado en recuperar el protagonismo del fútbol base que con él alcanzó el cenit, primero como ayudante de Guardiola y después como máximo responsable, en el primer equipo.

Fallecido a los 45 años, Vilanova mantiene el récord de la Liga de los 100 puntos en la temporada 2012-13 para un Barça al que llegó a darle la máxima representación del fútbol base, en un partido de Liga en el campo del Levante que tuvo a 11 canteranos juntos en el campo, demostrando que la apuesta que compartió con Guardiola durante los cinco cursos anteriores (uno el filial y cuatro en el primer equipo) no era casual.

El cuarto aniversario de su muerte coincidió con el cambio de entrenador en un Barcelona B que sufre una grave crisis de resultados que ha puesto en el plano una de mayores proporciones: la falta de identidad que se adivina en un fútbol base del que él siempre fue un firme e innegociable defensor, invitando al club azulgrana a una profunda reflexión acerca del camino futuro que debe tomar.

Canterano que se quedó en puertas de llegar al primer equipo y que desarrolló su carrera futbolística en Figueres, Celta, Badajoz, Mallorca, Lleida, Elche y Gramenet, Vilanova comenzó su carrera de entrenador en el fútbol base del Barça, en un cadete en el que dirigió entre otros a Messi, Cesc o Piqué.

En 2003, el entonces vicepresidente deportivo Sandro Rosell no contó sus servicios y comenzó un peregrinar por diversos clubs catalanes hasta que en 2007 Guardiola, íntimo amigo de juventud, le invitó a ser su ayudante en la dirección del Barça B, permaneciendo a su lado igualmente durante cuatro años en el primer equipo.

La despedida del hoy técnico del Manchester City motivó su ascenso automático al puesto de primer entrenador y provocó, con el paso del tiempo, el alejamiento personal entre ambos, una situación, privada, a la que nunca quiso referirse en demasía un Guardiola que, como el barcelonismo en pleno, no pudo reprimir las lágrimas el 25 de abril de 2014, el día que falleció Tito.

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